Un año más, se cumple la tradición. El Cristo del Medinaceli
liberó ayer a un recluso de 44 años que llevaba cumplidas
dos terceras partes de su condena por un delito de
receptación. Bajo las iniciales F.J.G.B. se esconde la
creencia de un interno devoto a la fe cristiana y que
confiesa haberse sentido ayudado por su Cristo. Orgullo y
alegría fueron las palabras del interno al conocer que era
el ‘elegido’ para firmar la carta de libertad, confesando
que el regreso a casa es su principal objetivo y haberse
llevado como recuerdo a muchos amigos de todas clases y
tipos porque lo importante era “convivir bien”, añadió.
”Sentí una gran alegría cuando me dieron la noticia y pensé
que estaba ayudado por mi Cristo del Medinaceli”. Estas
fueron las primeras palabras del interno ceutí poco antes de
recibir su carta de libertad.
Una tradición que se remonta al siglo XVIII por la que el
Cristo del Medinaceli, de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús
Cautivo y Rescatado, libera a un recluso de la prisión de
Los Rosales, durante el traslado de la imagen desde la
capilla de San Ildefonso, en la barriada Príncipe Felipe,
hasta su Casa de Hermandad.
Lo cierto es que el ceutí de 44 años se confesó “creyente y
devoto de toda la vida”, por ello, en lugar de regocijarse
por obtener su excarcelación, “me siento orgulloso de que me
hayan elegido a mi para acompañar al Cristo”, añadió.
Un comportamiento ejemplar durante su tiempo de estancia en
prisión, la participación en las tareas y implicación en las
actividades del centro, además de cumplir condena por un
delito menor, fueron los factores que hicieron realidad la
propuesta de la Junta de Tratamiento de Los Rosales para
adelantar la libertad condicional del interno. Esta,
aprobada por el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria. “He
estado trabajando en cocina durante este tiempo; he
agradecido muchísimo el trato que han dado mis compañeros,
los trabajadores, asistentes y educadores sociales, el
director y el subdirector. Por todo, estoy muy contento y
muy alegre”, manifestó.
F.J.G.B. se encontraba cumpliendo condena en la cárcel por
un delito de receptación, que es el que sanciona a quienes
tengan en su poder, conociendo su origen, algo robado, o
comercien con ello. El recluso cometió el delito hace diez
años y lleva cumplida dos terceras partes de una condena de
tres años, tres meses y tres días. “Me he dedicado en todo
este tiempo a mi trabajo de cocina, esforzándome siempre por
ayudar en todo que lo que se pudiese”, reconoció.
Pero el ver la luz de una nueva vida y un metafórico
renacer, han despertado las ansias de lucha por recuperar el
tiempo perdido del interno. “Pienso que tengo que tirar
hacia delante por mi familia, sobre todo, por mi hijo. Y
saber que tengo que trabajar mucho, esperando no volver por
aquí, más”, relató.
Actualmente, F.J.G.B. trabaja en el sector del comercio y
agradece que, en tiempos de crisis, tenga un empleo. Por
ello, su objetivo principal es “mantenerlo”. Pero lo que
mayor ilusión le causó al interno fue el pensar que “pronto
estaré de regreso a casa junto a mi familia”, se sinceró
emocionado y nervioso, por una fecha que no podrá olvidar.
Por primera vez, la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Cautivo
y Rescatado de Ceuta, popularmente conocida como la de
Medinaceli, libera a un hombre que cumple condena por un
delito de receptación, y no, como en ediciones anteriores,
por tráfico de drogas o de inmigrantes. Además de volver a
dar la carta de libertad, este año, a un preso que no está
en prisión preventiva, sino que tiene ya una sentencia en
firme, con lo que se evita el deber de volver a prisión al
celebrarse el juicio.
Aunque la cárcel no es el mejor escenario de socialización,
el ‘elegido’ manifestó que “me voy sabiendo que he estado
con todo el mundo muy bien, he conocido a mucha gente por la
convivencia y me llevo muchos amigos. Son... de todas clases
y de todo tipo, claro. Pero lo importante es convivir bien”,
bromeó.
La Junta de Gobierno de la Venerable Hermandad de Penitencia
y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Cautivo y
Rescatado y María Santísima de los Dolores, será la que
asuma la tutela de la libertad de este interno hasta mayo de
2010, fecha en la que finalizaba su condena.
La venerada imagen del Cristo de Medinaceli es obra de Fray
Juan de la Concepción (Córdoba 1728), aunque conserva muy
poco de su aspecto original por haber sufrido varias
restauraciones.
|