Considerando que soy una persona
humana, algunos dirán animal de dos patas, amante de la
realidad, de la lógica y de decir las cosas claras, no voy a
caer en la tentación de responder a insultos con insultos
cuando éstos provienen de gente que ni siquiera merece una
mirada de conmiseración. Si prefieren amar a los galgos
antes que a las personas, allá ellas.
Es su problema, si hay personas que sienten amor por los
galgos y otras razas están bien explicitadas en Internet con
miles de vídeos que haría saltar la comba al mismísimo don
Benedicto. Allá ellas. No es mi problema y me gusta
muchísimo que se sigan mostrando como son a través de sus
propias escrituras dado que vienen con nombres y apellidos
que yo no he mencionado jamás.
Bueno, corto el rollo de los galgos, lo que no quiere decir
que no vuelva a escribir sobre ellos por cuanto se presente
una ocasión que merezca la pena hacerlo lo haré.
Mira que advertí, hará ahora dos años, que algo olía muy mal
en determinados ambientes asociativos. Pueden comprobarlo
leyendo el artículo de marras en los archivos de “El Pueblo
de Ceuta”.
En referencia al Consejo de la Juventud, solo solté un
aviso, ya que la juventud pasó hace tiempo por mi lado.
Recordarán que pedí vigilaran bien donde dirigían el dinero
de las subvenciones que tan generosamente suelta a mansalva
nuestro Gobierno (local y estatal) y de hecho, un amigo mío
padre de niña con minusvalía sospechaba desde hace tiempo de
ciertos manejos de una entidad ceutí que se negaba
sistemáticamente a presentar las cuentas, o cuando las
presentaban no tenían sentido exacto.
¿Cómo es que nadie pide auditorías en respuestas a las
subvenciones concedidas? ¿Cómo es que nadie solicita los
justificantes de los gastos y su comprobación efectiva
dentro de los presupuestos presentados por las entidades?
Mucho pelo suelto anda ahí.
En la terraza del “Dulce Café” se sentaba todos los días un
grupo de personas vinculadas a las asociaciones dedicadas
a…, en realidad no lo sé. Hasta tuve a mi lado a una de esas
personas que me habló de las asociaciones y de los
sinvergüenzas que se habían largado con dinero de las
subvenciones.
Me preguntaba, entonces, cómo era posible que tuviera tanta
caradura para hablarme de otras personas que se habían
aprovechado cuando esa misma persona estaba haciendo lo
mismo. O sea birlando en provecho propio.
De todo esto y de mucho más hablé con Juan Vivas en persona,
pero se vio que en aquellos momentos no me creía. Bueno, es
su problema y el de la Ciudad, que no mío.
Mi larga experiencia en el mundo de las asociaciones y de
las subvenciones me hace ver cosas que los demás no ven y
como ya estoy hasta la coronilla de ir advirtiendo el
aspecto negativo donde se tercie… paso de largo ahora en
estos asuntos.
Tan de largo paso que me voy unos días a Berlín y sus
alrededores, invitado por una familia, y como allí visitaré
algunos lugares de ingratos recuerdos para la humanidad (no
se incluyen galgos ni demás perros porque estos no son
humanos) no me dará tiempo a mantener la Notas durante esos
días.
Ignoro si algunos respiraran tranquilos. Si es así, no me
dejan perplejo porque siguen leyendo mis artículos y algo es
algo ¿no? Que lo entiendan de manera retorcida es su
problema. Sacan su fobia que da gusto.
En fin, que pasen una maravillosa Semana Santa. Hasta mi
vuelta.
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