Muy mal, es algo imposible,
tendría que ponerse la situación para que España no
estuviera en el mundial del próximo año en Sudáfrica.
Será el noveno mundial consecutivo al que va a asistir, con
lo que, en estos momentos es una de las selecciones
clásicas, desde 1978, que se disputó el de Argentina.
Atrás habían quedado aquellos años en los que la llegada a
la etapa final era un, casi, imposible, como sucedió en el
de Alemania de 1974 en el que España no estuvo, como no
había estado, tampoco, en el de Suecia y en algunos otros
después.
Pero es más, si hasta hace tres mundiales, ya con ir era un
éxito, aunque hubiera que volverse, a las primeras de
cambio, ahora ya eso del “aprobado” no sirve, ahora ya se
comienza a exigir “nota” y todo lo que no sea estar entre
los cuatro primeros se considera un fracaso.
Es cierta una cosa, ahora llegan más a la fase final, ahora
ya no son los 16 aquellos que entraban, como ocurría en
Chile, Argentina, Alemania o Suecia.
Con aquella selección que se hacía entonces, las cosas
estaban más complicadas, especialmente cuando equipos como
Brasil, Inglaterra, Argentina, Rusia y otros de ese tipo,
parecía que tenían su plaza fija y con otra asegurada por
ser la organizadora, incluso sin mucha entidad, como Méjico
en 1970, ya se había establecido un cupo de casi el 50%.
Ahora hay más oportunidades y especialmente la partición de
antiguos territorios que tenían un equipo potente como
Yugoslavia o Checoslovaquia, al haber sido troceadas, las
selecciones que han resultado distan mucho de la potencia de
sus equipos “progenitores”.
Sea como sea, y tras las dos victorias sobre Turquía, el
combinado español ha quedado ya listo para ir a sacar el
billete del mundial de 2010. Luego allí ya se verá hasta
donde se puede llegar.
Todo el éxito que se viene acrecentando en el mundo
deportivo español ha tenido su base en un buen trabajo,
antes de 1992.
Para aquellas olimpiadas que, con tanto éxito, se celebraron
en Barcelona, se trabajó mucho y muy bien. Se aprendió a
competir, se dejó de lado el pachangueo y en todas las
modalidades, siempre ha habido alguien que destacara.
Igual que recuerdo mundiales a los que costaba trabajo ir,
recuerdo olimpiadas en las que ya era un éxito que Mariano
Haro lograra ser cuarto en su especialidad, mientras que
todos los demás iban perdidos en los fondos de las
clasificaciones.
Ahora, en mundiales, europeos u olimpiadas se piden marcas,
se piden triunfos y no nos vale lo que no sea subir al
podium. En los últimos 20 años hemos pasado, pues, de ir con
unas simples alpargatas a llevar “zapatos de charol”, eso
cuando menos.
Todavía falta más de un año. Todavía quedan muchas cosas por
pulir y por mejorar, pero la base dejada en la Eurocopa da
confianza para ir, no sobrados, pero sí con gran optimismo a
Sudáfrica.
Y a todo esto se ha llegado cuando en la Selección Española
no hay ninguna super figura de valor mundial indiscutible,
cuando es un conjunto en el que las figuras se someten a lo
que es el bloque y cuando todos, los más jóvenes y los más
veteranos, meten la pierna y no se creen los mejores. Hoy
por hoy, en la Selección Española, ninguno es imprescindible
y todos son necesarios.
|