Con él hemos entrado en la Semana
Santa y, precisamente, la víspera suya es el comienzo de la
gran desbandada o la evasión desde las ciudades a la sierra
o a las playas.
La ocasión se presta a salir, y mucho más teniendo en cuenta
que en todo lo que va de año, la falta de fondos, en muchos
casos y el miedo a lo que puede venir, en otros, no han dado
opciones a hacer gastos extra de ningún tipo.
Y he dicho gastos extra, cuando la realidad es muy distinta,
por cuanto las salidas no van acompañadas, como estábamos
acostumbrados, de despilfarros y de tirar la casa por la
ventana, en ningún momento.
Y si no, no hay más que ver las entradas y salidas de los
bares y restaurantes, lo que hace tres años eran cuatro
cervezas, ahora “por aquello del control”, en la carretera y
en el bolsillo, se queda en una sola, o lo que en el
restaurante era tirar de la carta, porque un día es un día,
ahora se está convirtiendo en el “menú del día” y poco más.
Y hay otra cosa que está ayudando mucho a las salidas: el
precio del carburante. Aquí sí que es una rebaja de verdad,
con lo que si antes llenabas el depósito para ida y vuelta,
con lo que te costaba eso, ahora además puedes recorrer toda
la zona, a donde has ido, y de rebote te estás evitando los
gastos de la “terraza” en la plaza mayor del pueblo. Un
gasto menos.
¿Hemos pasado a un turismo de inferior categoría? No creo
que haya que tomarlo así, lo que estamos haciendo es adaptar
nuestras apetencias de viajar, a la situación económica del
momento.
Lo que hemos empezado a hacer es eliminar aquellos gastos
que eran “de marca”, por otros al alcance de todo lo que nos
rodea, pero el turismo sigue ahí, los beneficios en la
hostelería son inferiores, pero siguen siendo beneficios,
con lo que al menos estos diez o doce días se da un
ligerísimo respiro en cuanto a contratos de muy corta
duración, pero contratos.
Y lo más curioso de todos estos altibajos está en que los
que más acrecentarán su imagen, políticamente hablando, son
los que más trabas y más pegas ponen, a diario, a todo lo
que huela a religión. Son las contradicciones que, con
frecuencia, se dan en la vida.
La imagen, con todo, de aquellos que gobiernan no se
recalifica, yo creo que ni aunque volviera en estos días el
propio Cristo, en persona, para, nuevamente, morir y
resucitar. Eso es cierto, pero la cortina de humo de esos
contratos de 10 días, habrá quien los explote como si fueran
contratos de larga duración y la doble cortina de humo
vendrá con las conversaciones de baloncesto con Obama, con
lo que muchos acérrimos de la “progresía engañosa” se van a
creer que, de verdad, la crisis y la recesión han sido un
simple mal sueño que ya hemos dejado atrás.
El mundo, en ocasiones, parece girar al revés para que los
ilusos, también, disfruten.
Y a todo esto, y eso es lo que más nos preocupa, habrá que
añadir lo que pase en la carretera, a lo largo de estos
días, especialmente en los de operación salida y operación
regreso. Si el tiempo acompaña, los peligros serán menores.
Si, ojalá, las víctimas disminuyen, también, en eso tendrán
su punto de apoyo algunos para alabarse, por lo bien que lo
están haciendo.
Hasta tanto, toca esperar, ya veremos hasta donde se ha
logrado llegar y cuales fueron las ventajas, de las
desventajas mejor es no hablar.
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