Eran otros tiempos, para los de la
moderna progresía, merecedores de no haber existido, para
los que éramos y seguimos siendo profesionales, agradables
porque se podía trabajar y sacar rendimiento al trabajo
hecho en la clase.
Me estoy refiriendo a los años 70, cuando con menos años que
hoy, con menos tiempo de servicio, pero con experiencia
suficiente para saber cumplir en la docencia, yo era
profesor en el Instituto de Jerez de los Caballeros.
De allí, como docente, no puedo decir más que cosas buenas,
porque la época y el tipo de alumnado nos permitía trabajar
y trabajar bien, con un rendimiento que el tiempo nos ha
demostrado que era el correcto: varios ingenieros
superiores, médicos de distintas especialidades, abogados en
ejercicio, empresarios con éxito, muchos docentes ..., y
también algún político.
Aquel era un instituto pequeño y por eso, posiblemente, el
contacto era mucho más cercano que en los institutos
monstruo que tanto agradan a ciertos sectores oficiales.
A pesar de que han transcurrido muchos años, la buena
relación que teníamos los profesores y los alumnos, allí, no
se ha deteriorado, el contacto sigue y cada cinco años el
Sábado Santo, desde hace ya 25 años, nos reunimos en ese
bonito pueblo para pasar un día agradable, recordando
aquellos tiempos pasados, que creo que fueron mejores, y al
mismo tiempo degustando los productos, auténtico lujo, de
esa hermosa tierra.
Recuerdo que al principio de curso, cuando, aunque sea
mentalmente, haces una programación de las ocupaciones para
cuando no haya clase, tuve buen cuidado de dejar el 11 de
abril como día ocupado, sin posibilidad de cambio, ese día
era no el de una reunión, era EL DE LA REUNIÓN, y así será.
Y para la “progresía” esa, la barata, debo dejar bien claro
que entonces había orden, el profesor era el profesor, el
alumno era alumno, pero el respeto mutuo existía, sabiendo
cada uno donde estaba y donde tenía que estar, no haciéndose
el “amigo de la vagancia y la pacotilla”, la amistad
existía, pero con la responsabilidad por ambas partes.
Y yo a esa “progresía” barata del no amiguismo, sino
“amigoterismo” que hoy quieren imponer le preguntaría si ese
trato, chabacano que, a veces, quieren imponer, al correr
casi 40 años sigue en buenas relaciones, como esta que
tuvimos, tenemos y vamos a seguir teniendo.
Los aficionados al fútbol de Ceuta, recordarán los años en
los que el equipo de esa localidad extremeña venía a jugar a
Ceuta, precisamente su presidente, Ángel Asensio, con otros
varios compañeros de estudios de aquellos años, como es el
caso de Carrasco, es uno de los que, año tras año, está
moviendo todos los hilos para que esta reunión marche.
Asensio, un chaval entonces, de familia humilde, pero
trabajador como pocos he conocido, actualmente es un
empresario de verdad y por encima, como los demás alumnos de
aquella época, una persona de bien que, con sus hijos, su
mujer, toda su familia, gozan al ver que con el esfuerzo y
el tesón de todos se pueden lograr las metas que se vayan
proponiendo. Empecé hablando de alumnos, ahora debo decir
que aquellos años han quedado atrás y todos ellos ya son
padres de otros alumnos que han seguido y siguen la buena
marcha que estos les han marcado. 1970 ya queda muy lejos,
pero aquellos alumnos siguen cerca de nosotros.
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