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OPINIÓN - SÁBADO, 4 DE ABRIL DE 2009

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

No se lo qué me pasa que, en cuanto llega la Semana Santa, me da por ser bueno y escribir sobre la semana de pasión, olvidándome de mis queridas y nunca bien ponderadas criaturitas, esas que me dan con sus declaraciones y sus actuaciones, las pautas para poder hacer la columna cada día.

Los voy a echar de menos durante unos días, a no ser que por esas cosas que tiene la vida me salga, alguno de ellos, por peteneras. Por cierto, antes de continuar, que después se me olvidan las cosas, las peteneras son un cante al que los cantaores gitanos no lo quieren ni escuchar. Cantarlas da “mar bajio”.

Vamos a dejar las peteneras y lo que sienten por ellas los cantaores gitanos, y vamos a continuar con esa bondad exquisita que recorre cada una de las células de mí cuerpo serrano durante la Semana Santa.

Por principio, con el inició de las vacaciones de Semana Santa, en nada empezará el éxodo de ceutíes hacia la Península. Algunos, desde principios de año, tienen el calendario hecho, de forma que saben como aprovechar esos días propios que no han sido aprovechados a la espera de la llegada de la Semana Santa, con lo cual pueden disfrutar unos días más de vacaciones.

Ceuta, a partir del próximo lunes, algunos ya lo han hecho este fin de semana, se irá quedando, cada día con menos personal en sus calles, hasta llegado el momento culminante del miércoles santo en que nos convertiremos en un desierto, y hasta donde te costará trabajo tomar un desayuno, porque todo estará cerrado, para desesperación de todos los que nos quedamos en nuestra tierra.

Esto que estoy contando no es nada nuevo porque cada año, por estas fechas, sucede lo mismo. Es como la moviola, repetición de la jugada. Como también será repetición de la jugada, los lamentos que vendrán dando, después de pasar las vacaciones, todos aquellos que se marcharon para disfrutar fuera de esta tierra de ellas.

Escucharemos las mismas frases, para que nada cambie, para que todo siga igual, porque siempre es lo mismo, años tras años y, siempre, contados por los mismos más algunos nuevos que se hayan unido, por vez primera este año.

Como todo esto, tanto la marcha hacia la Península, los que aprovechan los días propios, lo de no encontrar donde desayunar, lo dejar Ceuta desierta y las lamentaciones de los que vuelven después de las vacaciones, ya no le pongo oído a nada ni a nadie. Puesto que es más aburrido que jugar un parchís a las cuatro de la madrugada, escuchar siempre lo mismo, dicho y comentado por los mismos de siempre.

La ventaja que se tiene, con todo esto, es que si usted coge el coche puede aparcar, donde le venga en ganas, unas horas antes de los desfiles procesionales, porque hay sitio de sobra en cualquier calle.

Cosa que me da igual, lo del aparcamiento del vehículo, pues no tengo coche y, siempre, uso el de San Fernando “un ratito a píe y otro andando”. Oiga igual me equivoco y no pasa nada de lo que estoy diciendo. No me lo creo.
 

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