Los reunidos se extrañan cuando me
quejo de que me duelen los calcañales y les digo que estoy
preocupado; puesto que son síntomas de decadencia física o
bien la consecuencia de andar largas distancias con zapatos
hechos solamente para pasear lo justo.
Los reunidos aprovechan la ocasión para decirme que
últimamente digo cosas muy raras. ¿Se puede saber cuáles
son? Hombre, Manolo, a quién se le ocurre pronosticar
que si el PP gana las elecciones generales y Juan Vivas
acepta un cargo en Madrid lo más seguro es que Gordillo y
Márquez se disputen sin tasa ni miramiento la candidatura
para sustituirle.
Pues no veo yo por ningún lado la rareza que vosotros le
achacáis a lo que escribí días atrás. De verdad que no
entiendo vuestra postura. A no ser que sepáis interioridades
del partido que a mí se me escapan.
Mira, Manolo –dice uno de los componentes de la tertulia,
quizá el más preparado-: tengo yo muy leído que los hombres
flacos, comúnmente, suelen ser puntillosos, infatigables e
incómodos. Todo lo contrario a las personas metidas en
carnes. Éstas, sin embargo, suelen ser vagorosas, divertidas
e inciertas.
Los primeros tratan de actuar siempre como si fueran relojes
suizos. Los segundos, en cambio, operan a ojo de buen
cubero; se dejan llevar por la intuición y hasta suelen
salir de los embrollos con una gesticulación graciosa y una
revolera adecuada al momento.
Sigo sin entender nada. Creedme que es así. Tal vez sea
porque las molestias en los talones me tiene obnubilada la
sesera. Vamos, que está muy bien tu disertación sobre
tipología, y la influencia que ésta pueda tener en el
carácter. Pero no sé qué coño tiene que ver con lo que yo
escribí acerca de que si Vivas se marchara a Madrid,
Gordillo y Márquez entrarían a batirse en duelo de primera
sangre por ser presidente de la Ciudad.
¡Pues tiene que ver...! -exclama otro de los reunidos en la
cafetería- Y tanto que tiene que ver. Al menos, yo he
entendido perfectamente lo que ha querido decir X. Que
Márquez no está sabiendo pasar inadvertido. Lo que se dice
pasar de refilón. Y por tal motivo, se lo está poniendo a
huevo a la cantidad de envidiosos que hay esperando darle
matarile a cualquiera que guste de destacar y además no sea
capaz de ocultar sus ambiciones.
Ya me voy enterando. Claro que sí. Aunque me queda una duda:
¿acaso Gordillo se distingue por pasar inadvertido? ¿Me
podéis responder...?
Tras un ligero carraspeo, no sé si para aclararse la voz o
para darse cierto pote, la tercera persona en discordia
decide opinar en relación con la pregunta que he dejado
flotando en el ambiente.
Gordillo es Gordillo. Y lleva mucho tiempo demostrando que
es un político de fuste. Y además de que maneja el partido
con mano de hierro y de que es el hacedor del clientelismo,
así lo decías tú el otro día en tu columna, se distingue por
algo que yo le concedo mucho valor: no ha cambiado en nada
su forma de mostrarse. Y jamás, pese a las críticas
recibidas, ha tratado de convertirse en un tipo remilgado,
mojigato, cursi... Y tengo la seguridad de que antes de
entrar en lucha con Márquez, por la presidencia, es capaz de
elegir una candidata de su agrado para que opte, en caso de
necesidad, a la presidencia de la Ciudad.
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