He salido a dar un paseo por el
parque central de la ciudad, a pesar de que el cielo promete
una ducha, y en muchos lugares del mismo encuentro lo que no
debería encontrar a estas alturas del siglo: montones de
mierda canina. La gatuna suele desaparecer, en primer lugar
porque los gatos parecen seres invisibles desde la llegada
de inmigrantes de cierta etnia. No lo aseguro.
Un rincón del mencionado parque está totalmente cubierto de
fina hierba donde mucha gente se sienta, estos días de mal
tiempo no, pero sin embargo es invadido por animales de dos
y cuatro patas que hacen sus necesidades en el mismo, sobre
todo los perros, a pesar de que existen carteles que
prohíben la entrada de animales de cuatro patas sueltos o
no.
Estoy pensando en crear una sociedad protectora de personas.
Bueno, saquemos adelante el verdadero motivo de la nota de
hoy.
Cabe destacar la influencia de algunos entes usuarios y
propietarios (?) de enormes templos semivacíos sobre el
sentimiento de la gente para provocar reacciones previstas
en ella.
La polémica suscitada por el Conferencia Episcopal por la
remodelación de la ley del aborto ha resultado a todas luces
bastante descafeinada.
La fijación oral que tienen sobre que un embrión de 40
semanas es una persona nos da a entender que el mencionado
embrión puede vivir su vida independientemente. Agresiva
campaña la comenzada por los episcopales y refrendadas por
ancianos y cleros que no están en condiciones de tener hijos
y, por lo tanto, no pasan por el proceso… deberían cerrar la
boca porque no están en condiciones, moralmente, de opinar.
No entiendo esa manía. Si hace 25 años que tenemos la ley
del aborto, durante el mandato de la derecha se realizaron
más de medio millón de abortos, y nadie puso el grito en el
cielo… ¿cómo es que ahora lo hacen?
Los cambios que se pretenden hacer en la ley existente son
cambios destinados a mejorar la calidad del sistema. Es
preferible aceptar la voluntad de la persona, la mujer,
antes que hacerla una delincuente por abortar
clandestinamente o una víctima que engrose las estadísticas
de muertes. Quieran que no los de la Episcopal, el aborto es
y será una realidad siempre, tanto bajo el amparo o no de la
ley, esté como esté redactada.
Si los de la Episcopal están empeñados en que los FETOS son
personas hechas y derechas… que no se hable más y cojan ese
aparato que se llena de agua y que los utilizan para
bendecir, algunos curas lo utilizan como porra, lo
introduzcan donde está el feto y los rocíe bendiciéndolo
para después bautizarlo dentro del útero. Una chorrada
¿verdad?, eso es lo que hacen los de la Episcopal metiéndose
en camisa de once varas. Máxime cuando se trata de la muerte
de un recién nacido dentro del período de 12 o 24 horas, no
recuerdo bien, entonces no es considerado como persona y no
se puede inscribir en el registro como tal.
En cuanto a las niñas de dieciséis años…, supongamos que Vd.
tiene una hija de 16 años y se queda embarazada. Ella quiere
quedárselo y Vd. quiere que aborte. ¿Cuál criterio
prevalece, el del padre o el de la hija? Lo mismo podría
plantear en el caso contrario y en el del proceso de
fabricación del embrión. ¿La hija ha pedido permiso al padre
para follar? No, desde luego que no… por tanto al ser una
decisión individual tendremos que aceptar que la decisión
que tome posteriormente no necesita el correspondiente
permiso, inexistente por otra parte.
Permitamos que las cosas maduren, que la gente vea de otra
manera estas cosas y dejemos atrás aquellos tiempos
tenebrosos del pañuelo negro en la cabeza y del vestido
negro sobre el cuerpo signos de una total sumisión de la
mujer hacía el hombre. Las cosas han cambiado y ningún
hombre, mucho menos los que visten falda y cubren sus
cabezas con bonetes, tiene derecho a decidir sobre la mujer.
Hay que respetar su voluntad.
Dejemos que la ley siga su curso, muchos lo agradecerán. Más
aún en estos tiempos crueles.
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