Vecinos del edificio ‘Azul Mediterráneo’, situado en una de
las bocacalles de la avenida de África vieron ayer cómo la
polea de una grúa de obra impactaba contra la fachada del
quinto piso. Tras la intervención de los bomberos, el
polipasto quedó suspendido sobre la viga del ático. El
suceso no causó heridos, gracias a que la pieza de hierro,
de más de 150 kilos, quedó enganchado en el pretil de la
última planta. Los bomberos tuvieron que utilizar
herramientas hidráulicas para desenganchar la polea, ya que
se exponían al descontrol del instrumento, después de que
las cuerdas de agarre hubieran quedado en tensión.
Según narró el inspector de trabajo tras la primera
inspección, todo podría ser causa de un cortocircuito entre
el contacto eléctrico de la grúa y los mandos. “El gruista y
los obreros nos han dicho que en el momento del suceso ellos
estaban desayunando y da la sensación de que el agua de la
lluvia ha provocado un cortocircuito en la máquina de
operaciones”. En ese momento de asueto, pasadas las 11.00
horas, el polipasto (órgano de aprehensión) de una grúa de
obra impactaba contra la fachada de la quinta planta del
edificio ‘Azul Mediterráneo’. La enorme estructura había
quedado sin control, la pluma (viga transversal situada en
la parte superior) giraba y el órgano de aprehensión, de 150
kilos de peso, daba bandazos como si de un péndulo se
tratara. Finalmente impactó en el edificio ‘Azul
Mediterráneo’, provocando el sobresalto de los ocupantes de
las viviendas.
El cable que une la pluma con el polipasto abarcaba desde la
parte superior de la grúa hasta el quinto piso, dibujando en
el cielo una línea oblicua de unos 30 metros de recorrido.
Según relataron los bomberos, uno de los grandes peligros
que se encontraron al abordar la situación fue la tensión de
ese cable.
Lo primero que tenían que hacer entonces era desenganchar el
polipasto de la cornisa. Para ello utilizaron herramientas
neumáticas e hidráulicas. “Tuvimos mucho cuidado, porque no
sabíamos cómo iba a reaccionar el armatoste; pesaba mucho y
veíamos que estaba muy tenso”. Las labores pudieron llevarse
a cabo gracias a que el mecanismo de la grúa quedó
paralizado gracias a un programa inteligente de la máquina,
que le permitió percatarse de que era imposible seguir
virando la polea de un lado a otro.
Los bomberos tuvieron que alzar el órgano de aprehensión
hasta el ático, pero fue inevitable impedir los daños
materiales en la cornisa del edificio.
Por este motivo, la Policía Local tomó declaración a los
propietarios y se aseguró de que la empresa contratista
contaba con seguro en vigor, comunicándole posteriormente
que tendría que hacerse cargo de los daños.
Enrique Bellido, propietario del ático fue avisado del
incidente por su empleada del hogar. Rápidamente vio lo
sucedido, abandonó su puesto de trabajo y pidió a los
encargados de la obra que paralizasen cualquier movimiento
para no causar males mayores. A pesar de su reclamación, un
obrero, que había escalado por el mástil de la grúa hasta
ponerse frente al damnificado a seis pisos de altura,
propuso un plan para sacar el polipasto del terreno útil de
vivienda de Bellido, pero éste se negó al no considerar
consistente el argumento.
Debajo del edificio, la Policía, encargados de la obra e
inspector de trabajo componían el puzzle de la denuncia,
poco después de que el funcionario del Estado hubiera pedido
la documentación, permiso de obra y demás requerimientos
obligados.
Éste confirmó que la grúa no operaba en ninguno de los
edificios que se están construyendo a pie de la avenida
África, sino en la parte opuesta, en una casa de cuatro
plantas de la calle Nicaragua, una vía situada en la
barriada del Morro. Sin embargo, debido al movimiento
involuntario de la pluma ésta había quedado señalando hacia
el colegio Mare Nostrum.
El inspector comentó que, tras el suceso, se le había
requerido a la grúa que se quedara en posición veleta, a
merced del viento, para que no hiciera ningún movimiento
brusco y quedara la estructura en condiciones de seguridad.
Los peritos serán los encargados de determinar en los días
sucesivos qué causa desencadenó la maniobra presuntamente
involuntaria de la grúa. Tras el incidente, el contratista
tendrá que aportar también el escrito que acredite el buen
estado de la estructura de hierro y demostrar además que
éste había superado los correspondientes reconocimientos.
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