Podemos decir que es el punto de
partida de esa semana que, para creyentes o para no
creyentes, representa un algo más que unas simples
vacaciones.
Ceuta, incluso teniendo en cuenta la diversidad de culturas
y religiones, entra en la Semana Santa por la puerta grande.
Es, a partir del momento en el que se pronuncia el pregón de
la Semana Santa, una ciudad dispuesta a vivir con intensidad
estas fiestas, a las que, tampoco, vuelven la espalda las
demás religiones.
En esta ocasión el pregón corrió a cargo de Marco Antonio
Muñoz Valente, que pronunció un pregón muy preparado y
conociendo perfectamente lo que es y lo que representa la
Semana Santa, abordando lo que son las vísperas de esa gran
semana, la Semana Grande tal y como se vive en Ceuta y para
concluir el tiempo de gloria.
Particularmente pienso que son unos conceptos o unos puntos
de vista en los que las jóvenes generaciones, una parte al
menos, no han podido calar profundamente, como habían calado
dos o tres generaciones anteriores, por aquello de que
ciertos aspectos de la Pasión, el recogimiento y la vivencia
de la Semana Santa parece que alguien ha tenido interés en
irlo arrinconando, como si eso fuera algo que ya estuviera
desfasado.
Muñoz Valente que ha vivido plenamente lo que es la Semana
Santa, aunque no es un persona mayor, además de conocerla,
la vive y en su pregón trató de hacérsela vivir a los
asistentes a ese acto.
Muñoz Valente, que en los últimos años, ha sido hermano
mayor de la Pollinica, ha vivido desde dentro, sigue
viviendo y trata de que todos los demás agucen el ingenio,
miren hacia su interior y sepan comprender lo que es una
Semana Santa.
Además de la profundidad de las palabras del “pregonero” de
esta Semana Santa hubo un verdadero espectáculo, pero de los
de verdad, con la Banda de Música Ciudad de Ceuta al
comenzar con la marcha Amargura.
Una marcha, con un nombre, que cruje a lo largo de todos los
días venideros. Amargura y Pasión están en el centro de la
ofrenda que se hace, de sí mismo, el propio Cristo, para
que, a través de su dolor, llevar la paz, el bien y la
gloria a toda la humanidad.
Son términos duros, pero al propio tiempo marcando un inicio
y unas secuencias que nos llevarán hasta la resurrección y
la gloria final.
Y en este pregón no había nadie que fuera excluido. La
ofrenda de sí mismo, llevada a cabo por Cristo, no excluía,
más bien trataba de aglutinar, de unir a todos y eso es lo
que se ve en el recorrido que hizo Muñoz Valente por todas
las hermandades, para concluir con un final que dedicó a
Madre de Dios de la Palma, como titular de su Hermandad, a
la que dedicó, no podía ser de otra forma, un apartado muy
especial.
La opinión de los expertos en este tipo de ceremonias
admiten que fue un gran pregón, muy sentido, muy preparado y
con la intención de que esté a la altura de lo que es,
representa y significa la Semana Santa aquí en Ceuta.
Muy buena presentación, también hay que resaltarlo, del
pregonero del pasado año, señor Mariscal Rojas, y una
concurrencia numerosa de ceutíes, de personas jóvenes y más
mayores que disfrutaron con lo que es la entrada de una
Semana Santa más.
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