Cabeza más visible de la bicéfala Comisión Islámica de
España y presidente de la UCIDE, la federación de entidades
musulmanas que según sus propios cálculos representa “al
80%” de los fieles de Alá que viven en España y que ya
superan el millón, Riay Tatary (Damasco, 1948) anda estos
días por Ceuta, una ciudad cuya actualidad conoce
sorprendentemente al detalle pese a vivir en Madrid desde
hace casi 40 años, ofreciendo un curso en el Centro de
Profesores y Recursos (CPR) local sobre el Hadiz, los dichos
y las acciones del Profeta Mahoma relatadas por sus
compañeros y compiladas por aquellos sabios que les
sucedieron. Ayer dedicó un rato a este periódico para hablar
de todo lo demás.
Pregunta.- Casi veinte años después de la creación de la
Comisión Islámica de España [el legítimo órgano
representativo del Islam y de los musulmanes ante la
ciudadanía y ante la Administración para la representación,
negociación, firma y seguimiento de los acuerdos
Islam–Estado adoptados en Ley 26/1992], ¿qué balance hace
del trabajo que ha desarrollado? ¿Ha cumplido de forma
efectiva los objetivos para los que se cosntituyó?
Respuesta.- Yo creo que está cumpliendo perfectamente su
papel. Ahora lo que hace falta, que es lo que estamos
haciendo, es actuar para hacer posible que la Comisión dé
cabida a todas las sensibilidades musulmanas presentes en
España. En eso es en lo que está centrada la UCIDE, pero
también otras.
P.- ¿Qué sensibilidades del Islam están presentes en
España pero no en la Comisión Islámica?
R.- No podría decirle ahora. Estamos en contacto con todo el
mundo para tender ese puente de diálogo y acercamiento del
que le hablo.
P.- ¿Han abierto una reflexión para modificar su
estructura? ¿No sería mejor, más útil, más efectivo, tener
una sola cabeza?
R.- Estamos en vías de hacerlo. Hicimos una prueba que no ha
resultado pero espero que la Comisión lo consiga.
P.- ¿Cómo son sus relaciones con el otro secretario
general de la Comisión, el ceutí Mohamed Ali, presidente de
la FEERI?
R.- Todos nos llevamos perfectamente [sonríe].
P.- En España viven actualmente más de un millón de
musulmanes. ¿Usted se siente legitimado como portavoz de
toda esa comunidad?
R.- La UCIDE representa a casi el 80% de las comunidades
islámicas en España.
P.- ¿La otra Secretaría General de la Comisión Islámica,
la de la FEERI, representaría al otro 20%?
R.- A un 10%.
P.- Dando por ciertas ambas cifras aún quedaría un 10%
por situar
R.- Está libre. A lo mejor no quiere ni siquiera pertenecer,
sino estar reconocidos jurídicamente y participar, sin más.
P.- ¿Cuántos problemas genera tener una Comisión bicéfala
con dos rostros tan divergentes, al menos en algunos
asuntos?
R.- La función de la Comisión Islámica es ejercer como
interlocutor en relación con el Acuerdo de Cooperación con
el Estado de 1992 para aplicarlo. La otra parte, la más
importante, es el Estado, que debe conocer y facilitar el
cumplimiento de las necesidades de la comunidad musulmana
española.
P.- ¿Cuál es el principal problema de ese colectivo?
R.- La enseñanza religiosa islámica, que se imparte en pocas
comunidades. El mayor número de alumnos no la disfrutan. En
Madrid, Cataluña, Valencia..., donde hay un número de
musulmanes bastante importante, no se aplica. Sí en
Andalucía, Aragón, Canarias y las ciudades de Ceuta y
Melilla. Este año hemos comenzado en el País Vasco.
P.- ¿Esa es una reivindicación que deben recibir el
Estado o los gobiernos autonómicos?
R.- El Estado está cumpliendo en los territorios que son de
su competencia. Son los gobiernos autonómicos, algunos, los
que no están cumpliendo.
P.- ¿El resto de puntos del Acuerdo de 1992 se puedan dar
por cumplidos?
R.- El resto no dependen del Estado directamente. Entran los
municipios, con las mezquitas y los cementerios, y las
autonomías, como con la enseñanza islámica.
P.- ¿Es un problema de sensibilidad de partidos?
R.- No, no parece tener nada que ver con que gobierno uno u
otro partido. En Andalucía y en Cataluña gobierna el mismo
partido, el PSOE. Es un asunto de voluntad política, pero no
parece partidista.
Más profesores
P.- ¿Cuántos profesores de religión islámica hay actualmente
en los colegios españoles y cuántos creen, desde su punto de
vista, que harían falta?
R.- Ahora mismo son 44. Yo creo que las necesidades actuales
superan los 164 docentes.
P.- La Comisión Islámica es, según el Acuerdo con el
Estado de 1992, la encargada de proponer, como la Iglesia
Católica, a los profesores que imparten las clases de
religión musulmana. ¿Es un trabajo que UCIDE y FEERI hacen
de común acuerdo?
R.- El convenio nos da la ventaja de formar y elegir a esas
personas, aunque es el Estado el que las designa. Nosotros
empezamos hace mucho tiempo y no sólo con religión islámica,
sino también con el árabe, el idioma común de todos los
musulmanes.
P.- ¿Cuando dice “nosotros” habla de la UCIDE o de la
Comisión?
R.- De la Comisión Islámica.
P.- ¿Qué se le exige a los profesores que son contratados
y empiezan a ejercer?
R.- Primero que tenga la misma titulación que el ministerio
exige a cualquier profesor. Segundo, que se forme en la
didáctica y la metodología adecuada para la enseñanza
religiosa islámica. Normalmente todos pasan por ese periodo
de formación. El curso que he venido a impartir en Ceuta es
una prolongación más de ese periodo de formación permanente.
P.- Como el cristianismo, la religión musulmana tiene
varias líneas de interpretación. ¿A cuál se ciñen más
estrechamente los profesores que ustedes proponen al Estado?
R.- La existencia de esas distintas sensibilidades no llega
a la mayoría de los musulmanes. Lo más importante es lo que
tenemos en común, sobre todo si nos dirigimos a los más
pequeños. Esas ramas tienen un contenido más político que
religioso en términos estrictos. Lo que se enseña en las
escuelas es lo básico, lo que consensuamos todos.
P.- Hay otro problema que no sé si usted considera tal
que es el de la formación de los imames.
R.- No creo que nadie tenga que formar a los imames porque
ya lo están. El asunto es que si vienen de fuera, de un
contexto distinto al español...
P.- La mayoría, ¿no?
R.- No tanto. Muchos imames ya son de la generación
siguiente a la mía, formados tanto aquí como en
universidades internacionales reconocidas mundialmente. Lo
que hace falta es que los extranjeros que ejercen aquí
contextualicen su formación, conozcan el idioma, nuestro
Derecho Constitucional, cómo está configurado el Estado y
cómo se integra lo religioso en él... Eso es lo que estamos
haciendo desde hace 20 años a través de cursos y material
publicado específico.
Facultad islámica española
P.- En Ceuta, con casi el 50% de la población de confesión
musulmana, el 90% de los imames son extranjeros, marroquíes.
¿Cómo es posible a nivel estatal no sea así?
R.- Porque hay jóvenes españoles que se han formado o se
están formando en sus comunidades y después pueden
transmitir a su vez esos conocimientos. Ojalá pronto podamos
tener una facultad en España para enseñar las Ciencias del
Islam.
P.- ¿Para cuándo?
R.- Tenemos un proyecto adscrito a una universidad egipcia.
Espero que pronto podamos tener una española con el
reconocimiento del título del nivel de acuerdo con la nueva
Ley Orgánica de Educación. Hace falta que el Estado, con el
que mantenemos una relación excelente, dé un paso. Los
derechos no se regalan, se luchan, se conquistan, y
esperamos conseguir este también. Hace 20 años éramos una
comunidad muy pequeña y hoy en día superamos el millón de
personas.
P.- De estos, más de la mitad son musulmanes
R.- Según un estudio reciente hay aproximadamente 400.000
con nacionalidad española, muchos de ellos de Ceuta, Melilla
y Canarias o de las nuevas generaciones que abrazan el
Islam. Algo más de 600.000 son inmigrantes del país vecino.
Unos 350.000 proceden de otros países musulmanes
subsaharianos, del Magreb, Oriente Medio o Pakistán. Ese es
el mapa de la población musulmana en España.
El papel de Marruecos
P.- Hace dos semanas Marruecos reclama influencia sobre la
Comisión Islámica española en base a esa cuota de sus
nacionales en nuestro país. ¿Le parece razonable?
R.- La organización de la Comisión Islámica es de carácter
religioso. No vamos a hacer un Estado dentro del Estado.
Todo dependerá de lo que quieran los musulmanes españoles.
P.- ¿Pero usted qué opina?
R.- Cada uno es libre de decir, desear y pedir lo que
quiera. Lo que yo pretendo es que todas las decisiones
contribuyan a la cohesión de la comunidad musulmana
española.
P.- En Ceuta y Melilla sí hay un peso evidente de
Marruecos en la vida cotidiana del Islam local. ¿Cómo se ve
desde Madrid la evolución en ese sentido de las dos
ciudades?
R.- Siempre hemos mantenido un contacto muy estrecho con
nuestros hermanos ceutíes y melillenses, no sólo en el
ámbito del Islam, sino también en el de la convivencia.
Ahora estamos logrando que los imames tengan su propio
estatuto, que las mezquitas estén registradas... Lo estamos
consiguiendo y así lo demuestran los hechos.
P.- ¿La Comisión tiene un contacto asiduo con el Habus
marroquí sobre los musulmanes de Ceuta y Melilla?
R.- No hemos tenido ningún contacto ajeno a la comunidad
musulmana española. Tenemos vinculaciones con instituciones
islámicas europeas, nada más.
P.- ¿El problema de las llamadas mezquitas-garaje está
solucionado?
R.- No las llamaría así. Las pequeñas mezquitas desempeñan
una labor de integración y socialización excelente y así hay
que valorarlo. La Administración debe, no obstante, ser
sensible de la necesidad de que los lugares de culto
islámico sean dignos.
P.- ¿Cuántas mezquitas hay en España?
R.- 585.
P.- ¿Cuántas de ellas están debidamente regularizadas?
R.- Todas. Y las que aún no, lo están tramitando. Antes
dejábamos unos años de madurez para inscribirlas, pero a día
de hoy se regularizan de inmediato.
P.- ¿Usted cree que alguien, el Estado o la Comisión,
debe encargarse de controlar qué se dice en ellas?
R.- Estoy seguro de que en las mezquitas sólo se dirigen
mensajes de paz y seguridad para todo el mundo. Hay fallos,
pero es humano, y no sólo entre los musulmanes y en las
mezquitas.
P.- Comparándonos con otros países europeos, ¿cómo de
integrada está la comunidad musulmana española en la
sociedad nacional?
R.- En España la inmigración es un fenómeno reciente, pero a
pesar de ello diría que la integración ha tenido unos
efectos muy positivos. Hay personas que han llegado aquí sin
saber español y al poco tiempo ha logrado comunicarse,
trabajar, socializarse con su familia en su entorno... Yo lo
he visto.
P.- ¿Cree que España ha sabido disolver la asociación
perversa que, sobre todo después del 11-M, se estableció
entre Islam y terrorismo?
R.- Creo que sí. Los musulmanes lo hemos hecho desde el
primer momento y así se lo pedimos al resto de la sociedad
española. Nuestros niños juegan, salen y viven con los
demás. Esa es nuestra convivencia, la que queremos. Si una
parte de los musulmanes, un grupúsculo pequeño, ha cometido
atrocidades a los primeros que nos perjudica es a nosotros.
España tiene una cultura del terrorismo lo suficientemente
amplia como para entenderlo.
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