El principal problema para los vecinos de Monte Hacho radica
en la ausencia de transporte público. Al igual que otras
asociaciones de vecinos del entorno, los representantes de
las 58 viviendas solicitan la llegada del autobús, ya que se
tarda 15 minutos hasta las casas desde la parada de Recinto
Sur-Virgen del Valle. Este es el principal inconveniente de
una barriada que se asemeja a una urbanización.
La conocida como barriada de Monte Hacho se alza sobre el
Sarchal. Una carretera separa a ambos barrios, que dentro de
poco recibirán la compañía de los vecinos de las 86
Viviendas de protección Oficial, instalados a pie de la
carretera.
Algo más de 150 personas viven en Monte Hacho, una zona que
no tiene más de 21 años de historia y que surgió a raíz de
unos pisos de protección oficial. La nueva presidenta,
Dolores Martín, salió elegida el pasado viernes y ya se ha
puesto manos a la obra para solicitar algunas mejoras que
darían a Monte Hacho unas condiciones inmejorables. La
tranquilidad del barrio, el local social y la juventud de su
gente la convierten en una zona atípica y apartada de la
circulación diaria. Pero toda ventaja incluye también un
ramillete de inconvenientes. Por ejemplo, la falta de un
autobús. Según aseguró la presidenta, los vecinos tardan
cerca de 15 minutos en llegar a la parada más cercana, que
se sitúa entre Recinto Sur y Virgen del Valle. El rigor del
invierno aumenta si cabe la sensación de lejanía. Esta fue
una de las peticiones que trasladaron al presidente Vivas en
la reunión mantenida el pasado sábado con otras nueve
asociaciones de vecinos.
Otra de las reclamaciones efectuadas se centró en la
luminaria, escasa desde uno de los últimos días de viento
fuerte en enero. “Se apagaron varias luces y hasta el
momento estamos esperando, aunque el sábado se nos dijo que
en 15 días las tendríamos arregladas”, comentó Martín.
Otras deficiencias radican en el estado de las jardineras y
las fachadas, con algunas grietas o desconchones que afean
su presencia. Tampoco anda excesivamente bien el pavimento
de las escaleras que conectan la parte alta de la baja en
las dos hileras de casas de Monte Hacho. Tras 21 años de
vida es hora de darle un lavado de cara a una barriada
“envidiable”.
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