Crisis surgida del 11 al 20 de
julio de 2002 como consecuencia de la ocupación de esta isla
por 6 gendarmes de la Real Gendarmería Marroquí resultado,
sin ninguna duda, de una escalada de tensiones entre
Marruecos y España cuya respuesta se convirtió en el primer
incidente armado que involucró a España, tras el retorno de
la democracia, en la defensa de su integridad territorial
tras unas intensas aunque, infructuosas gestiones
diplomáticas. Por tanto, nuestro Gobierno respondió
contundentemente a la ocupación de un trozo insignificante
de nuestro territorio en prevención de acciones de mayor
envergadura por parte de Marruecos.
Aunque, los motivos reales de la ocupación nunca han sido
comunicados oficialmente por las autoridades marroquíes, sin
ninguna duda, ciertos sucesos pudieron estar detrás de esta
fallida ocupación; la histórica reclamación marroquí en
relación a su pretendida soberanía sobre los territorios
españoles del norte de África, la postura favorable del
gobierno español presidido por José María Aznar a la causa
saharaui y la cancelación de los acuerdos pesqueros.
Por todo ello, una actuación legítima del Gobierno de
España, amparada por nuestra Constitución que, obtuvo el
apoyo de la comunidad internacional aunque, también recibió
las criticas de unos pocos en nuestro país que, siempre
antepusieron intereses partidistas al principio fundamental
de invulnerabilidad de nuestra integridad territorial. Por
tanto, resulta totalmente rechazable la utilización en sede
parlamentaria de esta argumentación utilizada por José Luís
Rodríguez Zapatero en justificación a nuestra desafortunada
salida de Kosovo aunque, aún resulta más censurable la
defensa realizada por el dirigente de los socialistas
ceutíes de las valoraciones efectuadas por el Presidente del
Gobierno.
En definitiva, los intereses de una Ciudad priman por encima
de intereses partidistas y por supuesto, por encima de
provechos personales. Lección que los socialistas ceutíes
deberían haber aprendido tras los descalabros electorales
sufridos en los últimos años. Ceuta y su ciudadanía
necesitan de un partido socialista fuerte, consolidado y
fortalecido que trabaje en la búsqueda del interés general.
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