La Feria de Primavera y del Vino
Fino es la fiesta más importante de El Puerto de Santa
María. Es una feria andaluza por los cuatro costados. La
segunda que se celebra, en cuanto finaliza la de Sevilla, y
que comienza cuando abril está tocando a su fin.
En ese rincón gaditano, son escasas las lluvias, pero cuando
dice a llover lo hace torrencialmente, y es la primavera una
estación preferida por las aguas. Así que los portuenses
suelen encomendarse a todos los santos para que esa Feria
única y comunicativa, esa Feria donde nadie es extraño,
donde es verdad que todo forastero es uno más en cualquier
reunión, tan pronto acepta la primera copa de vino, no sufra
a causa del mal tiempo.
En esa tierra tienen la costumbre de dedicarle sus fiestas a
alguna comunidad autónoma o provincia que tenga cierta
relación con la ciudad. Costumbre que empezó en el año de
1999. Y que ha hecho posible que Madrid, Galicia,
Extremadura, Jaén, Castilla y León, Alicante, Aragón,
Vizcaya, Ceuta y Navarra, hayan disfrutado de la
hospitalidad de los portuenses y de ver cómo se les dedicaba
una calle del recinto ferial.
Incluso se preocupan de buscar a la persona de más edad que,
habiendo nacido en la Comunidad invitada, viva en El Puerto,
con el fin de que sea ésta la que encienda el alumbrado. Así
ocurrió, como no podía ser menos, cuando Ceuta aceptó el
ofrecimiento de las autoridades portuenses. Siendo alcalde
Fernando Gago.
A Ceuta le dedicaron la Feria de Primavera y del Vino Fino
en 2007. Y tuve la suerte de asistir a ese acontecimiento y
hasta de emocionarme en el izado de las banderas: que es el
acto que indica que la Feria ha sido inaugurada.
En esa feria de abril, de 2007, con Ceuta como protagonista,
los portuenses acudieron en masa a la caseta ‘caballa’;
regentada por Manolo Guillén, propietario del Restaurante El
Varadero. Quien, emocionado, me decía lo siguiente: “La
gente ha vibrado en nuestra caseta, se ha gastado el dinero
con enorme alegría, y no ha cesado de vitorear el nombre de
Ceuta durante cuatro días”.
Pues bien, todo ello, aprovechando la ocasión de que estoy
pegando la hebra con Pedro Gordillo y Juan Manuel Doncel, se
lo recuerdo al vicepresidente de la Ciudad. Para, a renglón
seguido, darle las quejas por el mal comportamiento que se
ha tenido con las personas que fueron capaces, hace dos
años, de ofrecerle a los ceutíes la oportunidad de saber que
esta tierra es querida en muchos sitios.
Pedro Gordillo presta mucha atención a mis palabras
sentidas; a mis quejas acerca de una actitud que no
corresponde, de ninguna manera, con el modo de ser de los
ceutíes; por lo que, y después de dos años, aún me sigue
extrañando la falta de sensibilidad de quienes debieron
preocuparse por tener un comportamiento acorde con las
atenciones recibidas en El Puerto de Santa María.
Tras oírme, Gordillo expresa lo que siente en esos momentos.
Reconociendo que el Gobierno local no estuvo a la altura de
lo que en esa tierra se le ofreció. Y lo lamenta de verdad.
Y habla incluso de acudir a la ya cercana Feria de Primavera
y del Vino Fino de El Puerto de Santa María. Con el único
objetivo de poner las cosas en su sitio.
Pero ya es tarde para evitar que sigan diciendo de nosotros,
en ese rincón gaditano, que quedamos peor que la Chata de
Cái.
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