La noticia por inesperada me ha
dejado bastante tocado. Creo, y lo digo con toda la
sinceridad del mundo que el alma, una vez más, se me ha roto
en pequeños cristos multicolores, que dan forma a todos los
sentimientos que uno guarda en ese armario particular de
guardar los grandes recuerdos.
No hace mucho, como en tantas ocasiones en las que nos
encontrábamos, estuvimos charlando de lo divino y de lo
humano y, cómo no, recordando ese callejón del Lobo, que
todos los nacimos en él llevamos colgado sobre nuestras
almas, que nos duele de tanto quererlo porque, en ese rincón
de Ceuta, forjamos las grande amistades que no ha unido
durante toda nuestras vidas.
Y todos nosotros, nos sentimos orgullosos de nuestras
alpargatas, de aquellos partidos de fútbol sobre los duros
adoquines, de jugar al rescate o al “melastiro” y dejando
correr nuestra imaginación en esos sueños que nos han, sido
en muchísimas de las ocasiones, imposible alcanzar
Y vas tú, Paco, y cuando menos me lo espero, cuando aún en
mi cerebro retengo las últimas palabras de tu conversación y
te marchas, sin dejarme ni tan siquiera poder decirte, adiós
amigo.
Maldita sea una y mil veces esa cobarde enfermedad que te ha
hecho abandonar, cuando más te merecías el mejor de los
descansos, después de tanto trabajar.
Porque tú, mi inolvidable amigo, eras un currante de los de
verdad. De esos que empiezan desde abajo y por méritos
propios, sin deberle nada a nadie más que a tu propio
esfuerzo entregándote, en cuerpo y alma a la labor que te
encomendaban, llegaste a alcanzar un puesto que te merecías
de sobra.
No se, en verdad, Paco, qué decirte, me has cogido
plenamente, en fuera de juego, Jamás me podía imaginar,
querido amigo, que el destino se portase tan mal con tu
persona, arrebatándote de este asqueroso mundo, en un abrir
y cerrar de ojos.
Digo lo de asqueroso mundo, Paco, porque en muchísimas
ocasiones lo hemos comentado, que este mundo que nos tocó
vivir, era muy diferente al de aquella época nuestra, donde
la amistad era sagrada y la solidaridad, entre todos los
vecinos del barrio, era un ejemplo a seguir.
Hoy todo se ha perdido, querido amigo. Hablan mucho de la
solidaridad y esa sólo existe nada más que en la mente de
aquellos que tanto la repiten sin saber qué es, ni que
significa la palabra.
Son todos esos, Paco, que hablan de progresismo, sin tener
ni puñetera idea de qué significa el verbo progresar. Los
mismos que hablan del enorme trabajo que realizan, sin dar
un palo al agua, ¿Tú crees, Paco, qué esos saben lo qué es
trabajar?. Les podríamos dar un ejemplo a ver si, de esa
forma, se callaban, y dejaban de decir tonterías.
Se que te estás riendo de lo que estoy diciendo. Te conozco
lo suficiente para adivinar hasta lo que piensas. Y es que,
mí querido amigo, las alpargatas, los adoquines y la vida
nos enseñó demasiado para poder reírnos de todos aquellos
que nos vienen a contar sus cuentos. Paco, desde dónde
estés, que seguro estás entre los justos, reza por nosotros.
Descansa en paz, amigo,
|