La Fiscalía solicita un año de prisión para un sujeto por
los presuntos delitos de falsedad y receptación. Por su
parte, la defensa pide la libre absolución del acusado
alegando que su cliente desconocía que la moto fuera robada
y “con su buena fe ha facilitado toda la documentación del
ciclomotor”. El imputado manifiesta que la adquisición de la
moto se produjo en Tánger y que cambió la matrícula “ya que
era española y yo tengo el permiso de circulación marroquí”.
Los hechos de produjeron el 6 de marzo del presente año en
el filtro de salida de vehículos del territorio nacional en
la frontera del Tarajal. En dicho escenario, varios agentes
de la Policía Nacional encargados de la inspección
interceptaron un ciclomotor de marca Yamaha. Al comprobar el
número de bastidor de la moto en la base de datos se mostró
que era robada y que existía una denuncia de desaparición en
Madrid.
Con estos datos la jueza del Penal número 2 deberá
sentenciar la implicación o no del acusado por los presuntos
delitos de falsedad y receptación, por lo que la
representante del Ministerio Fiscal pide en total un año de
prisión mientras que la defensa solicita la libre absolución
del imputado. Este explicó que compró la moto en un
establecimiento de Tánger en febrero y que venía con
matrícula española argumentando que desconocía que fuese
robada.
“Me presentaron al propietario del establecimiento y me la
vendió, sabiendo que la traía de Madrid y era de segunda
mano. Hicimos el contrato de compra-venta en Marruecos pero
la documentación del vehículo venía de España. Contraté un
seguro y le cambié la matrícula en una casa particular
pagando unos 70 dirhams pero no me dieron recibo ni nada.
Cuando los agentes me pararon, les di la carta gris (permiso
de circulación marroquí) y todos los papeles necesarios que
me había dado el vendedor aunque yo no sabía que eran
falsos”, acreditó el acusado.
Tras la testifical del acusado, subieron al estrado tres
agentes de la Policía Nacional en calidad de testigos. La
primera argumentó que al introducir el número de bastidor
del ciclomotor apareció en rojo, “lo que significa que es
robada y pertenecía a un joven de Madrid”. Sin embargo, “no
había indicios de que el bastidor hubiera sido manipulado ni
nada” y el acusado en todo momento manifestó que “la moto
era suya, que la había comprado”.
Al parecer, el ciclomotor había sido compuesto por piezas y
el número de bastidor se encontraba en un desguace
madrileño, según los documentos aportados por la defensa en
el caso.
El letrado de la defensa, en sus conclusiones finales,
argumentó que “mi cliente ha podido ser víctima de una
estafa en Marruecos con un vehículo de España, con lo cual
es muy difícil constatar que los hechos denunciados se hayan
probado”, por lo que pidió la libre absolución del
procesado.
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