Sin lugar a dudas, la llegada a la
política del partido UDCE aportaba un aire fresco a los
partidos localistas que habían tenido alguna representación
y por desgaste, o por falta de unas ideas claras para
seguir, habían ido declinando, tras haber formado parte del
Gobierno, juntamente con otros grupos.
Sería larga la relación de partidos que han desfilado, de
corte localista, y que hoy día ya han pasado a mejor vida,
al no saber mantenerse fuera de los puestos de Gobierno,
cuando llegaron otros a dirigir la Ciudad o el Ayuntamiento.
UDCE parecía y, yo creo que, es otra cosa, especialmente
porque la juventud y la formación de su principal cabeza
visible nos daba otra imagen muy distinta de la que habían
dado “los primeros espadas” de algunos otros grupos que
hubo, pero ya no hay, y que sus siglas son, simplemente,
testimoniales a la hora de recordar la historia reciente de
Ceuta.
Yo recuerdo haber estado hablando, durante mucho rato, en el
Hotel La Muralla, con Mohamed Alí y me pareció, entonces al
menos, que la idea de la que partían podría tener arraigo en
amplios sectores de la ciudad, además de que si, de verdad,
era un partido abierto a todos los que se quisieran acercar
a él, tendría la aceptación de muchas personas, que no están
dentro de otros grupos.
Esa era la idea, al mismo tiempo que el partido sería el
propio partido y no el “hermano más joven” de otros que se
dicen con experiencia, aunque su experiencia sea los años
que llevan sin sacar un simple concejal.
Ahí podría estar la clave, en no creer que otros, por
aquello de llevar más años en la escena política, pudieran
ir amaestrando la forma de actuar, para mirar, sólo, en una
dirección.
Aquella idea que yo tuve, en aquel momento, creo que hoy ya
no tiene validez para lo que es este partido y mucho menos
la tendrá si la seriedad con la que se partía en el comienzo
se junta o se revuelve con alguno de esos grupúsculos que,
durante los últimos 12 años, al no tener votantes, tienen
que actuar siempre en el filo de la navaja, para poder dar
señales de vida en la “semi clandestinidad”.
Yo he dicho, en más de una ocasión, que la idea de ir juntos
a unas elecciones UDCE e IU, políticamente no era lo más
potable, porque se partía de unas ideologías diferentes,
pero aún así cada uno hizo su papel con dignidad y ninguno
de los dos partidos le ha quitado nada de lo que tenían por
separado antes de unirse.
Lo malo sería que ahora UDCE trate de establecer otro
“matrimonio”, nada más y nada menos que con el partido del
ínclito Aróstegui. Esto no seria una boda, esto sería un
verdadero “bodorrio” que al único que iba a perjudicar es al
que tiene algo, como es la representación en la Ciudad
Autónoma, o sea al UDCE.
Y que nadie se deje engañar en UDCE, por mucho que digan un
día que se ha firmado o se va a firmar con todo tipo de
legalidad. Que nadie se lo crea si por el medio está
Aróstegui, porque si llega a haber unión UDCE – PSPC Mohamed
Alí tendrá vida política, con prestigio, escasamente media
legislatura, porque ya se encargará Aróstegui de dinamitar
la coalición, de la que quien saldrá perdiendo será el grupo
que tiene algo, UDCE, mientras que el PSPC seguirá como
“mosca cojonera”, gracias a los votos que logre desde UDCE.
Que nadie piense otra cosa, a eso se puede llegar con esta
alianza.
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