Por parte de la Iglesia se ha
organizado una campaña contra el aborto y a favor de la vida
en la que se expresa que la “La vida humana no debe ser
menos protegida que otros bienes”. Es, principalmente, según
hemos podido leer y ver en todos los medios de comunicación,
el mensaje que el secretario de la conferencia episcopal,
Juan Antonio Martínez Camino, ha presentado en rueda de
prensa y que la conferencia ya ha puesto en marcha de cara a
la celebración, el próximo día 25 de marzo, de la “Jornada
por la Vida”, campaña, por otro lado, apoyada por el
manifiesto “en defensa de la vida humana” presentado por un
millar de científicos e intelectuales contra el proyecto del
gobierno socialista de legalizar la interrupción voluntaria
del embarazo dentro de un plazo determinado.
Y compara, en su mural gráfico, la indefensión en que se
encuentra un pequeño bebé comparándolo con la atención que
se le presta al lince ibérico, como sabemos animal de
costumbres solitarias y nocturnas, carnívoro por excelencia
y de reducido número que habita en la Península Ibérica,
principalmente en la región andaluza, al que se le dedican
toda clase de atenciones y cuidados para procurar su
conservación, destinando para ello numerosos fondos
económicos, instalaciones y personal especializado, todo lo
que nos parece muy bien como muy bien, también nos parece,
aquello que vaya dirigido a la conservación de las especies,
ya sean animales o plantas.
Como consideramos que la vida es la vida desde el mismo
momento de su concepción y que nuestra sociedad
sociológicamente es mayoritariamente católica, nos parece
inoportuno que se entable ahora un debate, que solo admiten
aquellos que no tienen el don de la fe, para tratar de
convencernos que una chica de 16 años está perfectamente
preparada para discernir y resolver sobre la interrupción de
su embarazo o, como dice Martínez Camino, nos autoriza a
“denunciar la permisividad moral y social respecto de la
eliminación del no nacido”, apoyada en una ley que no tiene
en cuenta la Declaración Universal de Derechos Humanos que
establece “la facultad de las personas a nacer,
independientemente de la edad, sexo, salud, raza y
nacionalidad” y que por el colectivo de intelectuales y
científicos se considera el proyecto de Ley, en su citado
manifiesto contrario con la legalización del aborto, como un
“acto simple y cruel de interrupción de la vida humana”.
La campaña iniciada por al Iglesia, poniendo de ejemplo la
atención prestada al lince con la próxima publicación de la
nueva Ley del Aborto que quiere promulgar el gobierno
socialista, caso de aprobarse en el Congreso de los
Diputados, nos induce a pregúntanos qué culpa tendrá el niño
engendrado para que se perpetre contra él un acto cruel de
interrupción de la vida humana así como, si de tener
entendimiento, este niño no apoyaría, como lo hacemos
nosotros, el lema ¿Y yo?. ¡Protege mi vida! que se ve en el
cartel de la nueva campaña de comunicación que hemos
comentado puesta en marcha por la Conferencia Episcopal en
la que se aprecia la imagen de un bebé junto a la de un
lince con el sello de “lince protegido”.
|