Es lo que pretende el secretario
general de CCOO, con sus constantes apariciones en los
medios de comunicación; uno no sabe si para hacerse
publicidad, o si para romper por todas partes la situaciones
de orden y de control legal.
Desde hace años, al menos políticamente, Aróstegui es un
peligro público y quienes le toleran muchas de sus
actuaciones se están haciendo corresponsables de la
irresponsabilidad de este sujeto, en todo lo que toca de la
política local.
Afortunadamente, los votantes de Ceuta, tanto los jóvenes
como los de más edad, se han dado cuenta de que votar a
Aróstegui es estar votando la irresponsabilidad, por eso
cada vez le secundan menos votantes, afortunadamente.
Ahora y cuando la situación no está nada fácil, cuando lo
que más falta hace es tacto para que las aguas vuelvan a su
cauce en el centro de menores, él vuelve a remover la
basura, no sabemos si para que salpique a todos o para
intentar ser él el líder de la tranquilidad y el sosiego, en
medio de la revuelta, lo que vendría a ser igual al “caso de
Satán increpando al pecado”.
¡¡Basta ya!!. Los encantadores de serpientes no debieran
tener cabida en asuntos de responsabilidad y este personaje
al que no dejan “rascar bola”, porque allí donde actúa lo
deja peor que si hubiera pasado el caballo de Atila por
encima, trata de meterse por la puerta de atrás, bien como
víctima, que es lo que hace ahora, o como el líder de la
sandez.
Sus insultos y descalificaciones le colocan en su justo
sitio, el de la irresponsabilidad. Él que en esos asuntos
debiera ser cauto, cuando menos, no puede calificar al
equipo de Menores de la Ciudad como:” una mezcla explosiva
de incompetencia y estupidez”.
Hablando de incompetencia, bien lo saben todos los que
tuvieron que soportarlo cuando él, hace ya muchos años,
afortunadamente, tuvo alguna “irresponsabilidad” en el
equipo económico de lo que entonces era Ayuntamiento y hoy
Asamblea de la Ciudad Autónoma de Ceuta.
Sólo con echar la vista atrás hacia este asunto, tendría que
meterse debajo de la mesa, para que nadie se volviera a
acordar de él, pero como es la persona con más cara y con
más desahogo dentro de la política de esta Ciudad, cualquier
circunstancia que aparece la utiliza, la maneja a su antojo
y capricho para hacer demagogia barata. Más lejos no puede
llegar.
En su verborrea, tratando de que el barro manche a cuantos
más mejor, no deja títere con cabeza y trata de menospreciar
al presidente de la Ciudad que si en los años que lleva en
el cargo se ha equivocado en algo, ha sido en no atarlo un
poquito más corto a él, en circunstancias que a lo largo de
los últimos años hemos ido marcando puntualmente.
Que él llevado de su irresponsabilidad intente ser el que
establezca los comportamientos éticos a la hora de organizar
u ordenar el Área de Menores de la Ciudad de Ceuta me parece
tan absurdo como si pasado mañana tratara de ser el que
controlara el Tráfico o la Hacienda, otra vez, de la Ciudad.
Pone en paralelo a Benedicto XVI y Juan Vivas, como personas
infalibles sobre la tierra, pero no dice que de ser así ya
intentaría colocar como asesor a alguno de sus secuaces,
porque no debemos olvidar que su faceta más sobresaliente
está en proteger el enchufismo, eso sí, para los de su
cuerda. Con este sujeto, la realidad supera a la propia
ficción.
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