Llevo unos días que no me tengo en
pie. La crisis gripal causa estragos en mi físico y me deja
‘pá’ el arrastre. Para arrastrarme al hoyo, se entiende.
En fin, con gripe a cuestas hago un somero repaso de la
actuación de los policías catalanes, mossos d’esquadra,
contra los universitarios encerrados en el edificio
histórico de la Universidad de Barcelona, durante la
manifestación por las calles de la ciudad.
Por suerte o casualidad, la Universidad está en la plaza
donde se encuentra la parada del autocar que suelo coger
relativamente cada día y ello me permite observar
frecuentemente cuanto pasa por ahí y el otro día no dejé
pasar la oportunidad de observar la actuación totalmente
descontrolada y desproporcionada de la policía catalana,
fuera de sí, contra unos jóvenes que protestan por lo que
ellos creen justo.
La desproporcionada actuación del cuerpo policial deja en
paños menores a aquella siniestra policía gris de Franco y
que ocurra en plena democracia ya es cosa a meditar, sobre
todo cuando la emprenden contra gente que no tienen nada que
ver con los estudiantes y sus protestas.
Muchos de los que pasaban por allí se vieron sorprendidos
por la carga policial y algunos compañeros periodistas, que
seguían el evento en cumplimiento de sus deberes, recibieron
golpes directos, arremetidas desconsideradas y empujones
escalofriantes.
Luego de todo lo ocurrido viene la etapa de las disculpas
por parte del político responsable de la policía, el
conseller de Interior Joan Saura, de ICV, quién pidió perdón
por los errores de los Mossos cuando estos no hacen más que
cumplir órdenes que son las que el propio conseller tiene
que exigir.
Desde que asumió el cargo de conseller de Interior en la
Generalitat de Catalunya, el comunista Joan Saura ha
olvidado por completo su pasado como militante de Comisiones
Obreras de la compañía eléctrica catalana y los sucesos de
aquellas épocas oscuras que motivaron su participación en
política a través del PSUC, hoy desaparecido. Supongo que
habrá asumido como suyas aquellas actuaciones policiales que
le sirven como ejemplo.
Desde que Interior está copado por los de ICV, las cosas en
Catalunya han entrado en un período de recesión y afán
recaudatorio con imposición de normas difíciles de aceptar y
menos de cumplir cuando no están contempladas en ningún
Código Civil ni Penal.
Al asumir el cargo, da a entender que será el amo de la
calle y efectivamente lo es. Su elección resultó ser por
motivos rocambolescos de los votos: formar un tripartito con
socialistas y republicanos que, de momento, funciona a
trancas y barrancas.
Aunque el presidente de la Generalitat es socialista está,
normalmente, en contra de su partido a escala nacional.
Presionado por los dos partidos, ICV y ERC, poco puede hacer
libremente y ello conlleva que los consellers actúen de
manera independiente como si el campo de su demarcación
fuera exclusivamente de su propiedad.
Bien es cierto que la policía actuó con demasiada
contundencia pero también es cierto que se dejan llevar por
la impaciencia cuando son provocados por jóvenes radicales,
que realmente son una minoría muy concreta, y esa
impaciencia los llega a cegar completamente para descargar
su ira en quienes estaban allí de paso. La flema, por lo que
se ve no es catalana y sigue siendo inglesa.
En la realidad, los estudiantes universitarios, la mayoría,
nunca están de acuerdo con los radicales pero como también
reciben los golpes propinados por los mossos, no hacen otra
cosa que refrendar a los mismos radicales. Esto ocurre
ocasionalmente cuando el conseller de Interior se excede en
sus órdenes.
La acción de pedir disculpas no es lógica ni políticamente
correcta. Es lo mismo si los mossos salen con pistolas y
disparan matando a cuatro o cinco personas. ¿Se pide
disculpas y en paz?
Bueno, yo sí que necesito una pistola, ya mismo, para ir
matando a estos malditos virus gripales que se introducen en
todas las cavidades pulmonares produciéndome cosquillas
internas que acaban en estentóreas y alarmantes toses que
suenan como las mascletàs valencianas.
|