Y volvió a reír la primavera. No
me digan que la entrada no me ha quedado colorista y
pinturera. Después de este duro invierno, a un lado y otro
del Estrecho, la primavera se anunció ayer soleada,
apuntalando los ánimos y encendiendo la sangre. Aunque, es
tradición desde Xauen a Los Oscos, un silencioso manto níveo
aun puede cubrir por Semana Santa las cumbres de los montes.
Yo quería referirme hoy a la retirada de las tropas
españolas de Kosovo, anunciada por la pizpireta ministra del
ramo el santo día del “Pater Putativus” por orden del
Presidente Rodríguez Zapatero. Así, con “lógica” y sin tener
el detalle de anunciarlo previamente a nuestros aliados de
la OTAN, discutiendo en su seno los detalles técnicos. Como
ha explicado, ahora con lógica sin entrecomillar, el
secretario general de la Alianza Atlántica, Jaap de Hoop
Scheffer: “Si vamos a cambiar la misión de la KFOR, la
decisión debería tomarse entre todos”. Por su lado y desde
Washington el portavoz del Departamento de Estado, Robert
Word, declaraba ayer sin ambages que los Estados Unidos
estaban “profundamente decepcionados por la decisión tomada
por España”, añadiendo: “En 1999 los aliados de la OTAN
estuvieron de acuerdo en el principio de ‘entrar y salir
juntos’ y por ello nos sorprendió la decisión”. No es la
primera vez que escribo de Kosovo (repase el lector, si
tiene humor, las columnas del 16 de febrero, “Kosovo: Europa
a tomar por culo”, 19 de febrero y 22 de abril de 2008. Pero
nunca pensé que, otra vez, tenía que hacerlo criticando al
tarambaina (galleguismo del coloquial “tarambana”, a saber:
“Con pouco siso e seriedade, informal, non reflexivo”) de
Zapatero. Bien es cierto que me parece muy correcta la
decisión del Gobierno español (y de la oposición del PP) de
no reconocer la independencia de Kosovo, a mi juicio en
discordancia con el derecho internacional.
De postre y aun mordiéndome la lengua, dos guindas: ¿se
acuerdan cuando escribí sobre el caso del helicóptero
“Cougar”… derribado en Afganistán en agosto de 2005 en acto
de guerra, falleciendo 17 militares y en ningún modo por
error del piloto, el oficial Guitard?. Ahora empiezan a
salir detalles: no fue ningún accidente fruto de un conjunto
de circunstancias “imposibles de determinar”, como
dictaminaron -cumpliendo órdenes- los paniaguados del
Juzgado Togado Militar número 11. Claro que luego el
responsable de Defensa de la época, el ínclito José Bono, se
trajo los restos en su avión para desperdigarlos… o
“perderlos” dificultando la investigación. Por no hablar de
las presiones sobre los profesionales, a los que habría que
recordarles que, en último caso y ante órdenes sospechosas,
son como funcionarios y por encima de todo servidores del
Estado y no de ningún Gobierno: ni de José María, ni de José
Luís ni de la Vírgen Santísima. También me han preguntado
sobre el sentido de mi columna de ayer… Ya. Pues ahí van dos
percepciones, extraídas sobre el terreno a base de tiempo:
¿Ceuta, Melilla, los Peñones…?. En la actualidad seguimos
aquí de prestado; además de… vendidos. Una de las
consecuencias colaterales… del 11-M. Nos están batiendo y
estamos solos… con un presunto traidor en La Moncloa.
Alguien tiene que empezar a decirlo. Yo solo levanto acta,
ya saben. Y no me tiren de la lengua… que muerdo y encima
con rabia. Y por cierto Zapatero, Rubalcaba y demás fauna:
¡”Queremos la verdad”! (¿se acuerdan no?), pandilla de
Pinochos. Joder, qué gente.
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