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cultura - SÁBADO, 21 DE MARZO DE 2009


actores de 'la curva de la felicidad'.

Entrevista / PABLO CARBONELL Y JESÚS CISNEROS
 

Carbonell: «La comedia es sobre todo algo serio, que nace de la observación de los conflictos reales»

El polifacético ‘showman’ interpreta esta tarde, en un Siete Colinas a rebosar, el
papel principal de la exitosa obra ‘La curva
de la felicidad’, que incluye también entre
su reparto al televisivo Jesús Cisneros

CEUTA
Rober Gómez

ceuta
@elpueblodeceuta.com

MÁs de 200.000 espectadores y doce meses de éxito continuado en el Teatro Lara de Madrid avalan ‘La curva de la felicidad’, que llega hoy a Ceuta para sumar más espectadores y más éxito. Pablo Carbonell, actor y showman muy popular desde su militancia en el grupo Toreros Muertos hasta su ingenio como hombre Caiga Auien Caiga, interpreta el papel protagonista: el de Quino, con el que ha hecho reír a carcajadas por su irritante indecisión y su incapacidad para vivir la vida a tope a los 40 –un personaje que nada que ver con Carbonell–. Por su parte, el televisivo Jesús Cisneros –el de ‘Lleno, por favor’ o ‘Al salir de Clase’ hará sonreír con su falsa prepotencia de ‘macho ibérico’. A vueltas con la comedia, Carbonell cree que “es algo serio”, ya que “nace de los conflictos reales”. Cisneros confirma que se trata de “una invitación a la reflexión”, porque “¿quién dijo que el hombre era el sexo fuerte?”.

Pregunta.- Estamos ante una comedia reflexiva sobre un tema que a mucha gente le hace llorar: la crisis de los 40. Por lo que ha visto, ¿se lo toman mejor los hombres o las mujeres?

Pablo Carbonell.- No es que hayamos hecho un profundo estudio al respecto, pero lo cierto es que, por el tono, deducimos que las risas proceden mayoritariamente del público femenino. Es un honor inesperado. Nunca fue ese nuestro objetivo, pero con eso nos hemos topado, para nuestro regocijo. Esa diversión que nos llega del patio de butacas, esos codazos a los novios o maridos, nos resultan muy estimulantes y desde luego parecen indicar algo. Quizá, entre todos, hayamos conseguido reflejar pequeños fragmentos de la vida cotidiana, actual, de algunas personas. Yo diría que de muchas parejas. Es más, faltando a la debida modestia, no debería decir “quizá”, sino “seguro”. Y eso finalmente, para nosotros, es lo más bonito, lo que más tenemos que agradecer.

P.- ¿Se ríe la obra más de los problemas sentimentales de los hombres o de las mujeres?


Jesús Cisneros.- Esta obra no se ríe de nadie, muy al contrario, los personajes no lo pasan nada bien. Lo que sí puedo decirte es que con el planteamiento de esta comedia, las que más se ríen son ellas, viendo reflejados en nosotros a hombres de su entorno.

P.- ¿Existe la crisis de los 40 o es un mito?


Jesús Cisneros.- Sí; y la he padecido. Es más, sigo en plena crisis de los 40. La crisis se produce al tener que afrontar el ahora sin pensar en un futuro. Dejar de pensar en proyectos y descubrir que ese futuro incierto e idealizado que hasta ahora había sido el motor de nuestra vida es ya el hoy y que no hay más. La crisis significa que empezamos a vivir la segunda mitad de nuestra vida.

P.- ¿En qué medida sufren los hombres esta crisis y la mujer no?


Jesús Cisneros.- Creo que la padecemos más los hombres, porque pisamos menos la realidad. La mujer, histórica y cotidianamente, está acostumbrada a padecer más dificultades en la vida a y vivir más en contacto con la realidad. Incluso la mujer tiene que ganarse a pulso ese derecho a la ensoñación que todos necesitamos para sentirnos vivos. El eslogan publicitario de la obra pregunta ¿quién dijo que el hombre era el sexo fuerte?. Se trata, pues, de una invitación a la reflexión.

P.- ¿Qué viste en Quino –el protagonista de la obra– y en ‘La curva de la felicidad’ para decidirte a protagonizarla?

Pablo Carbonell.- El eterno e inabarcable tema de las relaciones de pareja. Cuando leí la comedia, me interesaron las posibilidades que ofrecía para darle la vuelta a un drama y hacerlo ver desde el humor. Nunca me ha interesado, teatralmente hablando, ese tipo de comedia en la que los actores se están haciendo todo el tiempo los graciosos para provocar la risa del público. Soy de los que opinan que la comedia es sobre todo algo serio, que nace de la observación de los conflictos reales; y los actores deben recrear esa seriedad, esa creencia de que lo que le está pasando al personaje, como en el caso que nos ocupa, es lo peor que le puede pasar. Quino está convencido de ello, está metido en su problema hasta las cejas, no se puede ver a sí mismo y es ahí, paradójicamente, donde reside lo gracioso de las situaciones que atraviesa en la obra. Así sucede en la vida; y lo que el teatro o el cine hacen es relativizarlo a través de unos códigos que conforman lo que llamamos comedia. Si se hace bien se estará ofreciendo al público la posibilidad de que vea fuera, en el escenario, lo que tantas veces no puede ver dentro de sí mismo. De hecho, ¿cuántas veces nos reímos de los demás sin darnos cuenta de que, en el fondo, nos estamos riendo de nosotros mismos?. Lo más sano, sin duda, es cuando somos conscientes de que nos podemos reír de aquello que nos ocurre.

P.- ¿Cómo debe afrontar el momento un cuarentón separado que tiene que vender su piso y rehacer su vida?

Pablo Carbonell.- Los problemas de Quino básicamente se resumen en uno: la soledad. La soledad inesperada. Esa que rompe los hábitos en los que ha depositado su confianza como si fueran un vehículo que invariablemente conducirá al futuro... Sólo que el futuro para Quino, ahora, es negro como la pena. Como él mismo dice, está bloqueado, no sabe qué hacer con su vida. Pero la vida sigue, se echa sobre él en forma de tres curiosos personajes que lo manejan según sus propios intereses. Zarandeado por las circunstancias y paralizado por su indecisión, Quino hace y deshace compromisos con pasmosa facilidad. Tiene la vana pretensión de establecer una mínima coherencia en el desaguisado que él mismo va formando en su entorno. La confusión y el desamparo que eso produce, curiosamente, es lo que, prácticamente desde el inicio de la obra y en conjunción con los otros personajes, magníficamente interpretados por Antonio Vico, Josu Ormaetxe y Jesús Cisneros, forman la complicidad con el público, que se identifica y ríe con ellos.

P.- ¿Qué te ha aportado como actor la dirección de Celso Cleto y dónde ves su huella en el montaje?

Pablo Carbonell.- Celso Cleto tiene una cualidad muy interesante como persona y que sabe trasladar muy bien a la obra: posee un gran sentido del humor. Es habilidoso para recrear un clima de trabajo en el que no hay más obligación que la disciplina, es decir, él, aunque conoce la obra mejor que nadie, no viene con ideas preconcebidas para imponer a sus actores. Naturalmente que tiene ideas y muy buenas, pero prefiere primero saber acerca de los actores, de cuáles son sus recursos y poco a poco ir hilvanando las propuestas que van surgiendo. Personalmente, reconozco el enorme valor de su paciencia, cualidad imprescindible para un trabajo en equipo y de la que alguien como yo nunca se verá saciado. Pero sobre todo, me ha ayudado su capacidad para divertirse durante el trabajo. Es como un niño, siempre dispuesto a pasárselo bien, a jugar con los personajes y, a través de pequeños matices que se le van ocurriendo durante los ensayos, revelar cómo son, cómo se relacionan entre sí y con la vida. A ese respecto, su aportación ha sido muy creativa y chispeante.
 


Y después, a tocar en la Sala los temas de su primer disco en solitario, ‘Aceitunas y estrellas’

Tras interpretar durante hora y media a Quito en ‘La curva de la felicidad’, Pablo Carbonell actuará en la Sala Café Club tres horas después (01.00), donde presentará su primer disco en solitario, ‘Aceitunas y estrellas’, “un trabajo sincero pero irónico, alucinado pero coherente, musical pero sin perderle la cara a la teatralidad”, explica. “Un disco que después de escucharlo entero percibí que tiene filosofía propia: haz lo que te de la gana y quédate a gusto”, indica Carbonell, quien ha contado con Santiago Segura, Javier Krahe o El Gran Wyoming, entre otros, para crear 18 Chulos Records, con el que”nos hemos puesto a producir nuestros propios discos: a Krahe, Diego el Cigala, la Antolojía de Wyoming y Reverendo y, ahora, por fin, mi primer disco en solitario”, dice el que fuera líder de Toreros Muertos en plena Movida Madrileña.
 

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