Ni aunque hubieran firmado un
pacto de marchar en paralelo, no hubiera salido tan perfecto
como está llevándose a cabo, desde septiembre el asunto de
los temporales con lo que entonces se desmentía desde el
Gobierno y hoy lo aceptan hasta los más “progres”: la
crisis.
Fue, precisamente, en los últimos días de septiembre, algo
que no es frecuente aquí, cuando unas lluvias torrenciales,
auténticos diluvios, tuvieron paralizada la ciudad, durante
varias horas.
Era una “ayuda” extra a paliar lo que desde la oposición se
anunciaba como crisis y desde los altas esferas del Gobierno
se veía como una forma para asustar al personal.
Al final se demostró que lo que se anunciaba sobre la crisis
no era algo para asustar, no era “que viene el lobo”, era
“el lobo devorando los corderos”.
Al mismo tiempo y ya metidos en octubre, las vísperas del
Pilar, en fin de semana, el temporal arreció en Ceuta y el
estrecho se volvía a cortar. Tan sólo el buque convencional
de Acciona “Las Palmas de Gran Canarias” cruzaba dos o tres
veces, esos días el estrecho.
Mal habían comenzado las cosas y si ya en octubre había
cortes, en los meses venideros lo normal es que se siguiera
repitiendo eso.
En noviembre volvió a suceder lo mismo, pero con la
particularidad de que eran cortes en los que quedaban
algunos días en medio y dejando sin servicio a Ceuta los
días 20, 21 y a la semana siguiente el 27.
Iban dos meses de otoño y ya se había cortado el estrecho
cinco días, ocasionando serios problemas a Ceuta, a los
ceutíes y a los medios de comunicación que no podían cumplir
con su sagrado deber de dar el servicio que tenían
programado.
Todavía antes de finalizar el año habría otro corte más, el
28 de diciembre, como una inocentada más, pero esta de las
pesadas.
Por un lado y por otro el mal tiempo, el temporal, iba en
paralelo con los movimientos que se iban acrecentando en la
economía. Era otra “ayuda” más a seguir la ruta prevista por
la oposición y era “una putada” para quienes querían salir a
pasar el final de Año fuera de Ceuta, por ejemplo.
Enero no iba a la zaga y como lo más complicado de este mes
es su famosa “cuesta”, pues ahí tienes de nuevo, tocando la
cima, días 22, 23 y 24, otra vez el temporal. Levante tres
días seguidos.
Todo esto nos lo había proporcionado el levante. Las rebajas
atenuaban un poco el bolsillo que cada vez iba más flojo y
los días 16, 17, así como el 26 de febrero, de nuevo la
misma canción. Sin barcos, pero como en el circo, con el
“más difícil todavía” ya que el 26 no se había suspendido el
servicio por el levante, sino por el poniente, algo así como
si el Gobierno y la oposición, por ejemplo, se pusieran con
el mismo interés a hacer “la puñeta” a los consumidores.
Estamos en marzo, cuando estoy escribiendo son las siete de
la tarde del día 18 y otra vez, para seguir con las buenas
costumbres hay temporal.
Antes ya hubo el día 5 con el poniente como protagonista,
ahora los días 17 y 18, no sé qué habrá el 19. De momento
hemos estado sin barcos rápidos, el otro ha cumplido como
buenamente pudo.
¿Por qué en estas circunstancias no salen los de alta
velocidad? La respuesta es muy sencilla, por seguridad, al
tener prohibido viajar con vientos de más de 40 km/h y olas
de tres metros. Aquí está claro, eso se superó con creces.
Es normal que no salieran.
|