Ya es hora de que aquí, al igual
que en otros muchos lugares, una práctica muy usual pero
contraria a la ley, como es la caza furtiva, se sancione y
se sancione de verdad.
Veo en la edición de nuestro periódico, El Pueblo de Ceuta
que Medio Ambiente aplicará la sanción máxima en los casos
de caza furtiva.
Lo que más me extraña es eso de “aplicará”, pues habría sido
mucho más natural que se hubiera aplicado ya, desde hace
tiempo, cuando es sabido que hay una gran afición, por parte
de quienes sortean las leyes a cada instante, a utilizar
estas prácticas si es que no a diario, sí con mucha
frecuencia.
Me alegra ver en esta información que esto no les ha pasado
desapercibido y que actuarán con la rectitud que siempre
actúan los miembros del Seprona, a quienes tendrán que
apoyar incondicionalmente desde Medio Ambiente. Eso es
necesario.
Por ahí es por donde hay que ir, y la consejera de este
departamento no se echa para atrás a la hora de afrontar
situaciones complicadas.
Parece, pues, que Yolanda Bel ha recibido del Seprona un
acta relacionada, precisamente, con la caza furtiva.
Así pues, el Servicio de Protección de la Naturaleza de la
Guardia Civil ha levantado acta de un presunto caso de caza
furtiva y lo ha remitido a la Consejería de Medio Ambiente.
El primer paso está dado, y ese primer paso lo han dado los
profesionales. Ahí está su trabajo, un trabajo que seguirá
si el organismo competente no se echa para atrás. Aquí,
creo, que habrá continuación a este primer paso dado con
solvencia y profesionalidad por parte de quienes saben lo
que hay, porque son ellos los que recorren el monte, día
tras día.
Por la información que tenemos, el acta en cuestión es de
una persona que depositaba comida en una zona del monte de
García Aldave y que debía servir de reclamo para determinado
tipo de animales a ese lugar, con lo que quedaban “ a tiro”
del furtivo.
No es el primer caso, no sólo aquí, sino en todas las partes
en las que se intenta burlar la ley de la caza, en el que se
usan estos métodos, antiguos pero infalibles.
La buena disposición, desde el principio, de Yolanda Bel es
que la persona en cuestión no trate de hacer un regate a la
ley, al Seprona y al propio departamento de Medio Ambiente,
afirmando que llevaba esa comida para otras cosas.
Creo que no se puede ir demasiado lejos ¿Para qué? Y
precisamente a ese lugar. Los comedores furtivos para el
reclamo del jabalí se han dado en multitud de ocasiones, y
como es una práctica muy apetecible para aquellos que la
practican, la sanción también tiene su importancia, en tanto
en cuanto, “ la sanción furtiva del jabalí se considera
grave y tiene una multa de 3000€”.
El hecho de que la reproducción del jabalí sea rápida y que
resulte peligroso el aumento de la población de estos
animales para quienes utilizan los caminos del monte, no
quiere decir que cada uno vaya a dar su propia batida, a
tono con sus intereses. La batida como método para llevar a
cabo un buen control de la población del jabalí está bien,
pero esa batida de una manera controlada, y una batida hecha
por quienes conocen lo que hay que hacer, y de la forma que
hay que actuar, no hecha al antojo y al capricho de alguien
que sólo sabe ver sus intereses. Batida sí, pero en regla.
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