En estos tiempos en que tanta
importancia se da a quienes regalan vehículos Jaguar (véase
información del diario “El Mundo” que da cuenta del obsequio
de Francisco Correa a Jesús Sepúlveda cuando éste era
Senador de Grupo Popular por la provincia de Murcia) nos
viene a la memoria las vicisitudes que tuvo que pasar el
mítico Henry Ford I desde que iniciara en su mas tierna
juventud la reparación de relojes, aprendiz de máquinas de
vapor Westimghouse o su invención del cuadriciclo hacia 1896
hasta el logro de su famoso Ford T que revolucionó el mundo
automovilístico.
Y restamos importancia a este hecho (al del obsequio a que
hacemos mención) porque si comparamos el regalo de un
automóvil, aunque sea de la marca Jaguar, con el que
disfrutan nuestros políticos, nos quedaríamos, como dice un
simpático humorista andaluz, pasmados. A pesar de ello
podemos pasar desde el Audi de 480.000 euros del
ex-presidente de Galicia Pérez Touriño a los cientos de
millones de euros del valor de los vehículos que tienen a su
disposición los distintos políticos y altos cargos de las
Autonomías de España, haciéndose casi imposible de calcular
a cuanto asciende, en euros, el parque automovilístico
nacional en el mercado del ramo. Pongamos de ejemplo, ya que
ha salido al caso, la Autonomía de la Xunta de Galicia y así
vemos que, aparte del presidente y los dos vicepresidentes,
la Asamblea Gallega cuenta actualmente, disponiendo de coche
oficial, con trece Consejerías, otras trece, como mínimo,
Viceconsejerías, unas cuarenta Direcciones Generales, otras
tantas Subdirecciones, dentro de cada Consejería un
considerable número de entes públicos, Fundaciones,
Consejos, Autoridades Portuarias, la “tira” de Comisiones,
no conocemos cuantas direcciones provinciales, jefes de
gabinete, jefes de prensa, entes de radiotelevisión… Y todo
ello multiplicado por 15 organismos autonómicos y dos
ciudades autónomas que, dicho sea de paso, todos disponen de
referido coche oficial. Verbigracia: el censo del Parque
Nacional Automovilístico dispone del triple de vehículos que
el de Italia, a pesar de ser éste un país que nos supera en
casi veinte millones de habitantes. (No hablamos, porque no
corresponde hoy, del gasto que supone el mantenimiento,
personal y carburante necesario para el normal
funcionamiento de este parque móvil).
Con referencia a esto de los vehículos se nos vienen a la
memoria los tiempos del anterior régimen cuando en el
Ayuntamiento o en la Delegación del Gobierno se daban de
baja ya por demasiado obsoletos o inservibles los
automóviles de las máximas autoridades de la Ciudad, y así
pudimos comprobar como un Mercedes de la Delegación
desechado del PMM, después de veinte años de uso, fue
vendido en subasta pública con ¡13.000 kms.!..
Visto todo lo que se ve, no podemos por menos que quedarnos
perplejos ante la importancia que se ha dado a un vehículo,
por muy Jaguar que sea, obsequio de Francisco Correa a José
Sepúlveda. Es como si comparáramos una gota de agua con la
inmensidad de los océanos y mares, cuando ahora, con tal de
disponer de coche oficial, cualquier cargo público no tiene
que hacerse aconsejar por nuestro campeonísimo de la
especialidad del motor Fernando Alonso ni siquiera hacer
caso de aquella máxima de Henry Ford que decía: “puedes
elegir el color del vehículo que quieras siempre que se
negro”.
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