No hay un solo día, y mucho más,
en esta época de crisis o de recesión que no veamos alguna
contradicción en cuanto a los precios se refiere.
Y es que, con la economía más que con nada, se viene jugando
y se viene haciendo la cuadratura del círculo según
conviene, por un lado, a quienes la dirigen y, según les
beneficia, por otro, a los que tratan de dirigirla en el
futuro.
Veo en la información de Gonzalo Testa, del pasado viernes,
13 de marzo, que “la Ciudad acumula una caída de los precios
en lo que va de año del 1,5%” y de inmediato entramos en la
trampa:”Ha sido cuestión de esa cortina de humo que
significan las rebajas de invierno”, porque si uno mira para
otro lado, los productos necesarios de cada día, pan, leche,
carne, pescado ..., no se muestran a la baja, más bien
siguen la situación que estaban un poco más caros.
Esta situación, pues, cuando menos, es discutible, porque si
bien en las rebajas de invierno hemos visto anunciados unos
descuentos importantes, en todo lo que es de primera
necesidad, para ir subsistiendo, no ha ocurrido eso.
En otro apartado, y en esa misma información se nos dice que
la tasa de variación mensual, en febrero fue del 0%. No está
mal.
Pero no todo termina aquí, aunque hayamos empezado por esto,
por cuanto, ese mismo día y en la misma página de nuestro
periódico El Pueblo de Ceuta vemos que” los alquileres se
encarecieron en Ceuta en febrero un 4,1%”. Y esto sí es de
primera necesidad, al menos para quien no tiene casa propia,
con lo que el mundo del “ladrillo” que ha sido el principal
caballo de batalla de los problemas económicos que están
azuzando a la economía de medio mundo, se resiste a
conformarse con unos mismos beneficios ... ¡¡ 4,1% de
encarecimiento en un mes!!.
Esto empieza a no cuadrar con otras situaciones en nuestro
mismo país donde se empieza a hablar de unos descensos en
los precios de viviendas de un 25% respecto a tiempos
pasados, no muy lejanos. El alquiler es otra cosa.
Y ello parece que no es algo de aquí, únicamente sino, sino
propio de todo el país, en unos mismos términos, pero muy
por debajo de Melilla, donde los que tienen “el ladrillo” en
propiedad quieren seguir sacándolo rendimiento.
Dejando de lado los alquileres, que merecen un capítulo muy
aparte, y siempre sin clarificarse, de verdad, el problema
de las subidas de precios que ha sido una constante, a veces
brutal, desde hace 50 años o más, ahora puede tomar otro
rumbo, aunque no se sabe si resultará peor. El término
inflación nos aterraba, comenzaba con la subida de la
gasolina y seguía con las subidas de autobús, tren , avión,
“metro” ... . Si eso cambia y coge la dirección opuesta, a
lo que se llama deflación, las consecuencias pueden ser
todavía más nefastas, cuando la demanda esté a la baja, o no
haya demanda, cuando los productos, muchos de ellos, no se
vendan, cuando las fábricas con grandes stops de mercancías
tengan que hacer regulaciones de empleo o despidos masivos.
Cada vez está más complicado.
Es pronto para hablar de deflación, no llevamos más que dos
meses y medio y si seguimos las normas del Fondo Monetario
Internacional hay que aguantar hasta principios de julio, a
ver si se ha dado la vuelta de tuerca necesaria para todos
los ajustes que se hacen necesarios.
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