La sexualidad de los hijos debe dejar de ser un tema tabú
para padres y madres. La comunicación es una herramienta
fundamental en la relación entre padres e hijos y debe estar
también presente cuando se trata de esta materia. Ello
contribuirá, a buen seguro, a evitar riesgos en las
relaciones sexuales y a dejar atrás los embarazos no
deseados de los jóvenes. María Victoria Ramírez, sexóloga de
la Confederación Española de Asociaciones de Padres de
Alumnos (CEAPA) ofreció ayer un curso a padres y madres
ceutíes a los que recalcó, entre otras ideas, la necesidad
de “empezar la educación sexual de sus hijos desde la
infancia”.
Dicho así puede resultar raro pero tiene su explicación. El
primer aspecto que se ha de tener en cuenta, según matizó la
sexóloga, es que la sexualidad no es sólo el coito. “La
educación sexual es algo más amplio de lo que a veces se
entiende que es”, añadió. La prevención de las enfermedades
y los embarazos no deseados (ambas relacionadas con el
coito) son sólo una parte. Además parece fuera de la mente
de muchos la existencia de cuestiones como el placer, el
erotismo, las relaciones de pareja, los afectos, el
autoestima... También son sexualidad.
La sexóloga explicó a los padres presentes en este curso
organizado por la FAMPA que las familias y la sociedad en
general siguen teniendo una visión muy coitocéntrica de la
sexualidad, muy genitalizada. Esta idea esta relacionada con
lo anteriormente referido, el reducir la sexualidad a la
copulación y a entender que esta se puede conseguir sólo a
través de los genitales. “Hay veces que el sexo se considera
de manera muy mecánica. Como si fuéramos máquinas
expendedoras que por tocar en una zona determinada ya se
estaría generando placer. Eso no es así puesto que para
llegar a ese punto juegan diversos factores como que la
relación sea deseada, el estar a gusto con el otro o conocer
nuestro cuerpo”, relató.
La acción paterna y materna hacia sus hijos debe comenzar
desde bebé. “El afecto que se da a un neonato, los besos y
caricias, todo ello es sexualidad”, precisó. De ahí que,
paso a paso, se le pueda, según esta, enseñar a explorar su
propio cuerpo, a informar cómo concebir las relaciones de
pareja para más adelante poder hablar de la reproducción.
“La familia es uno de los agentes más importantes en la
educación sexual”, manifestó la sexóloga ante el público
congregado. Cierto es que no es habitual que estos cumplan
con ese papel, bien por miedo o porque el padre o la madre
puedan pensar que no están capacitados para abordar esta
materia. Precisamente uno de los objetivos de este tipo de
cursos es acabar con esas dudas. La escuela, los
especialistas o los medios de comunicación completan el
abanico de tutores de la sexualidad de los más pequeños y
jóvenes. “Es una complementación más que una anulación entre
las partes. El hecho de que uno juegue su papel en la
educación sexual no quiere decir que los demás tengan que
verse libres de intervenir, sino todo lo contrario”, afirmó
Ramírez.
Embarazos no deseados
Cierto es que los jóvenes de hoy tienen en su poder más
información que la disponible por generaciones anteriores.
Ello, sin embargo, no consigue evitar que se siga
manteniendo, e incluso aumentando, el número de embarazos no
deseados. La sexóloga considera que, por lo ya explicado, la
información está sesgada puesto que la sexualidad es muy
coitocéntrica. Más importante aún son las actitudes. Y es
que el hecho de poseer la información no implica, en la
mayoría de los casos, hacer lo correcto. Esto es
extrapolable a otros ámbitos como por ejemplo la comida o la
conducción. (Todos sabemos que no se debe conducir habiendo
ingerido alcohol y sin embargo se hace).
Por otro lado, la especialista precisó que no existe una
“fórmula universal” para afrontar un embarazo deseado ya que
depende de múltiples factores, tanto de la pareja implicada
como de sus familias.
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