Y no es que la escuela de
equitación haya sacado sus caballos a recorrer las calles de
Ceuta ni, mucho menos, que desde la Comunidad Autónoma hayan
decidido que hay una corrida de rejones y ya se hayan
adelantado a exhibir sus caballos, Diego Ventura, Hermoso de
Mendoza, Fermín Bohórquez o Andy Cartagena. No es eso, es
que hay quien, al no tener un circuito de velocidad en
Ceuta, toma como tal la mismísima Gran Vía.
El último, posiblemente el penúltimo, numerito de la moto
“levantando su rueda delantera” nos lo encontramos el
jueves, hace dos días, minutos antes de las siete de la
tarde.
En la Gran Vía había aparcados en su sitio seis o siete
taxis, en la parte contraria dos coches aparcados, uno de
ellos descargando algo.
Desde la Plaza de la Constitución, un niñato, gamberro o
como cada uno quiera llamarlo, con una moto potente, para
dejarse ver, esto es,”el síndrome de la chulería”, acelera
fuerte, levanta la moto en su rueda delantera y va así
bastantes metros.
Frente al Hotel Tryp, aunque a gran velocidad ya había
asentado las dos ruedas sobre el suelo.
¿A qué viene esa chulería? ¿Dónde estaba la Policía
Municipal?. El hecho no ha sucedido en un lugar alejado, a
altas horas de la noche, sino en el centro de Ceuta,
luciendo la moto a media tarde y ..., como Pedro por su
casa.
Es intolerable y más intolerable, todavía, que nadie salga,
con responsabilidad, para que el individuo en cuestión dé
cuenta de sus acciones.
No sé por qué me da la impresión de que se están
deteriorando demasiado las normas de convivencia y que luego
los que pagan son los que cometen otro tipo de infracciones,
mientras están trabajando, como cuando uno aparca dos
minutos donde no debe para descargar o cargar algo.
Claro, con ese, que no escapa a gran velocidad, si se puede,
mientras que con esos de los caballitos en la Gran Vía es
otro cantar.
Hace algunos días yo salía al paso sobre las acusaciones que
alguien había hecho a la Policía Local de las denuncias o de
“hacer caja”. Yo mantenía y mantengo que lo que más duele es
cuando a uno le tocan el bolsillo, y en estos caballitos,
además de tocar el bolsillo, habría que tocar otros asuntos.
Para esto, naturalmente tendría que haber un servicio en su
justo sitio y ahí, en plena Gran Vía, a media tarde no lo
había. Esperemos que la próxima vez lo haya, una próxima vez
que será en cualquier momento.
Y es que estamos entrando en una situación muy peligrosa,
porque si dejamos pasar, como un numerito más, estas
acciones, lo que el jueves fue uno, de aquí a dos semanas se
convierte en tres y a finales de verano serán todos los de
motos grandes, los de motos más pequeñas e, incluso, alguno
lo intentará en un triciclo.
Nos agrada ver, como veíamos hace pocos días, los nuevos
vehículos para la Policía Local. Nos agrada que tengan todo
lo mejor, pero me agrada mucho más verlos actuar en
situaciones como la que presenciamos el pasado jueves y
nadie actuó.
Ahí, en circunstancias de este tipo, es donde se ve el
carácter, la efectividad y todo lo que lleva un buen
servicio. Lo otro es simple exhibición muy bonita para la
galería.
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