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OPINIÓN - SÁBADO, 14 DE MARZO DE 2009

 

OPINIÓN / SNIPER

Un feliz encuentro en “Marjane”
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Haciendo de la necesidad virtud y agarrando con prudencia el volante, acabé el jueves con asuntos de intendencia doméstica en el centro comercial “Marjane”, ya saben, sito por la antigua ruta de Ceuta en las afueras de Tetuán. Cual sería mi sorpresa al recibir, hacia las 20.00 locales, una llamada de Abdelkader, el activo hermano de Abdeselám Hamed Laarbi, el conocido taxista ceutí cuyos avatares bien conocen los lectores. Tras fundirnos en un afectuoso abrazo Abdelkader, que venía de Uazzán (yo lo escribo así, barriendo para casa y huyendo del afrancesado Ouazzane) acompañado por uno de sus hijos y de Rahma, la fiel esposa de Abdeselám, me enseña radiante el punto final de la historia: la sentencia absolutoria que acaban de recoger de manos del abogado, Mohamed Ghoudane. Viajes aparte, esta laboriosa y honesta familia de Ceuta pagó tan solo los honorarios del letrado, mil euros. Ni uno más en concepto de nada. De ello doy fe y levanto acta. Tome pues nota la ciudadanía ceutí por si, en algún momento, se ven afectados por algún problema al otro lado de El Tarajal: de frente y por derecho, con asistencia letrada profesional y con el pasaporte de tapas rojas en la boca. Si un ciudadano español, no importa el nombre, la etnia y la religión, se ve inmerso en cualquier problema en Marruecos, ya sabe lo que tiene que hacer: si ha cometido un delito, obviamente que lo pague. Pero asistido siempre por las autoridades diplomáticas españolas, que para eso están entre otras cosas. Y en cuanto al Reino de Marruecos… que deje de marear la perdiz: cualquier “Mohamed” o “Fatíma” con pasaporte de tapas rojas, detenido por cualquier causa, debe ser tratado como lo que es: ciudadano español. “Ah José Luis chof jai, es que yo también tengo, tú sabes, pasaporte de tapas verdes, marroquí, ya sabes…”. Pues jai, decídete y tu verás: cuando salgas de Ceuta y entres en Marruecos, tú mismo: te sobra uno de los pasaportes. Llevar los dos, chungo. Y en cuanto al CIN que seguramente te viste obligado a sacar, para poder casarte por el rito islámico y que a buen seguro figura en el registro informático de los vecinos, pues a ver por donde acaba saliendo la cosa… Uno de los asuntos que, a cara perro y con las cartas encima de la mesa, deberían de solventar los gobiernos de España y Marruecos. Digo.

Ayer viernes, el esfuerzo y las emociones del día anterior (por la mañana, en Ceuta, el neumólogo me encareció una larga y prudente convalecencia) pasaron recibo, por lo que me tomé el sábado con parsimonia, absteniéndome de acudir a las 16.00 en Tetuán a la presentación en el céntrico cine “Español” de la “1ª Jornada Internacional sobre medios de comunicación y sus objetivos en las relaciones entre Marruecos y Europa”, en la que tendrían comprometida su asistencia las primeras autoridades de la región y el ministro de Comunicación para, más tarde a las 19.00 en el “Centro Lerchundi” de Martil, asistir al coloquio del profesor de filosofía Mohamed Bilal Achmal sobre su última publicación: “Circunstancias orteguianas: artículos sobre el pensamiento español contemporáneo”. Rabia me da pero es lo que hay.

En casita pues me quedé, arropado con amor, “tarbuch” en la cabeza, embutido en un cálido albornoz y calzando unas cómodas pantuflas. A verlas venir y dejarlas pasar. ¡Cuídense, porfa!.
 

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