PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - VIERNES, 13 DE MARZO DE 2009

 
OPINIÓN / EDITORIAL

El Príncipe, cuestión de responsabilidad

Cierto es que desde hace la friolera de más de veinte años la barriada conocida como el Príncipe y, fundamentalmente el de Alfonso, ha crecido a espaldas de la realidad urbanística de Ceuta. La permanente idea del ‘todo vale’ y la creencia de que la mano de la administración no llegaba a esa zona, ha derivado en un manifiesto caos donde cualquier metro cuadrado se ha aprovechado para levantar cuatro ladrillos. Así ha sido, hasta esta última década en la que se han establecido los planes y se han elaborado las estrategias para llevar a la práctica la actuación de más envergadura en barriadas de las que se haya podido realizar en la historia más reciente en Ceuta. En los últimos veinte años, el Príncipe ha crecido con un desequilibrio notable donde han concurrido varias circunstancias que objetivamente, y alejado de la vulgaridad vinculada a la demagogia, han de tratarse con la responsabilidad necesaria cuando de lo que se trata es de solucionar un asunto más que delicado y derivado tanto de la inacción administrativa que data de los ochenta, como de la ‘facilidad’ con que ‘ilegalmente’ se han construido ladrillo sobre ladrillo viviendas sin niguna petición de licencias, ni compromiso con la ordenación del territorio para cumplir unos parámetros de sostenibilidad mínimos. El Plan Especial del Príncipe que ha establecido el Gobierno autónomo implica la complicación inherente de la falta de terrenos con el objetivo de construir viviendas protegidas para realojar a familias procedentes de zonas del barrio en las que se proyecta la actuación. Pero ahí está el macro plan de Loma Colmenar en coordinación con la Administración General del Estado. Los lamentables acontecimientos vividos en el barrio con ocasión del último suceso, denota la irresponsabilidad manifiesta de quienes amparándose en la aparente impunidad contravienen todo criterio de seguridad. No obstante, si de derruir es de lo que se trata para evitar circunstancias semejantes, nadie podrá alzar la voz por actuar con la legalidad como bandera en aplicación estricta de la norma. La responsabilidad indica, sin embargo, prudencia en el hallazgo de salidas útiles y prácticas al estar en juego el bienestar de las familias. Es sólo cuestión de responsabilidad.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto