El ‘abuelo’ Ahmed, quien llegó a la redacción con su esposa,
Fathma, su hijo Newell y un vecino [curiosamente familia del
vecino denunciado] no entendía cómo “de la noche a la
mañana” alguien se pueda levantar una casa “con lo que a mí
me ha costado lograrlo a lo largo de toda una vida
trabajando”.
Ahmed es un hombre al que le cuesta adaptarse a una sociedad
en la que se ha perdido el respeto a la autoridad. “Aquí
viene un policía y, lo que no he visto en mi vida, lo
apedrean y a nadie se le cae la cara de vergüenza”, expresa
indignado.
“¿Dónde está la justicia?”, se pregunta enfadado Ahmed.
“Este hombre [por el vecino] ha construido ilegalmente, ha
ocupado un terreno ilegal, se ha hecho dueño de todo; tiene
acobardados a los vecinos y muchos se han ido ya para evitar
problemas. Yo me he criado en el Príncipe Alfonso. Llevo 40
años viviendo en el mismo sitio legalmente. Aquí han nacido
mis hijos y mis nietos, ¿es que tengo que irme porque la
policía no hace nada con este hombre?” [por el vecino].
Los vecinos indignados por la actitud del denunciado le
acusan de todo tipo de actividades nada legales “todos en el
barrio lo sabemos pero las autoridades no hacen nada, ¿por
qué?”, se preguntan.
La inmediata pregunta sobre el por qué no lo acusan en
Comisaría, la responden mostrando una denuncia por amenazas
e injurias. El abuelo, interrumpe la conversación. Él que ha
contado lo duro que le fue en la vida y el trabajo que le
llevó sacar a los suyos adelante lanzó aquello de “esto con
Franco no pasaba. El policía era policía y el respeto
existía... ahora no hay nada de eso”.
Los episodios de amenazas y de acoso apuntan a que son
constantes. Este vecino, cuentan, ha instalado una verja que
les impide el acceso a su vivienda desde su propia parcela;
“cada vez que puede aparca los coches para lograr que
estorbe lo suficiente y complicarnos el acceso a nuestra
casa. Nos quiere incomunicar, nos estorba constantemente y
nos provoca permanentemente convirtiendo cada día en un
infierno”. El abuelo vuelve a interrumpir la conversación
para apuntar que el martes tuvo que esconderse “porque venía
a matarme”.
Esta familia ha querido dejar muestra pública de los
acontecimientos que viven a diario en la esperanza de que
alguien ponga remedio. Sobre todo “antes de que ocurra
alguna desgracia”. La familia Ahmed ya tramita sus acciones
en el juzgado.
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