La semana pasada, creo que fue el
viernes, estuve compartiendo mesa y mantel con Juan
Manuel Doncel, acompañados por Mohamed Chaib. Y
disfrutamos no sólo del yantar sino también de la
conversación relajada que mantuvimos durante casi dos horas.
Debo decir que fui yo quien propuso sentarnos a la mesa de
un restaurante céntrico, porque llevaba ya mucho tiempo sin
pegar la hebra con el consejero de Fomento y asimismo
secretario general de su partido.
Doncel es un político que está a punto de pasar de
treintañero a cuarentón. Con lo que eso significa. Pero
siendo como es persona formada y que sobresale por encima de
la vulgaridad reinante, seguro que esa díscola edad no le
causará ningún tipo de trastorno.
A Doncel ya me lo celebraba la siempre recordada Elena
Sánchez. Que lo tuvo como asesor en la consejería de
Fomento, apenas finalizadas las elecciones de 2003. Elena
con la que yo solía hablar frecuentemente, aprovechaba
cualquier ocasión para ponerme al tanto de la valía del
hombre que trabajaba junto a ella en la reseñada consejería.
JMD fue también viceconsejero de Urbanismo: de modo que
estamos hablando de un abogado que ha tenido la oportunidad
de adquirir conocimientos y técnicas relativas a la
adaptación de las poblaciones a las necesidades materiales
del vivir diario. En realidad, estoy haciéndole al artículo
a un hombre que lleva ya varios años ocupando cargos
destacados en el Gobierno presidido por Juan Vivas.
Juan Manuel, amén de ser muy educado y amable, tiene el don
de prestar atención a cuanto se le dice, y su forma de ser
genera confianza a su alrededor. En realidad, no hace falta
airear que es un político sobresaliente de esta ciudad, a
quien no conviene perderle la pista por estar cualificado
para acceder a empresas mayores.
Como comprenderán ustedes, nada de cuanto he dicho salió a
relucir durante el almuerzo de marras. Porque en él sólo
hablamos de política por encima y nada, desde luego, en
relación con sus obligaciones como consejero de Fomento y
secretario general del partido.
De lo que sí trabamos conversación fue de fútbol. No en vano
Doncel es muy aficionado a este deporte. Y sufre lo
indecible con las actuaciones del equipo de su alma: la
Asociación Deportiva Ceuta. Y se me quejaba de que al equipo
de sus amores le hayan remontado tantas veces resultados
favorables. Y preguntaba al respecto.
Pero no quise aprovecharme de sus dudas para, como
profesional de la cosa que he sido muchísimos años, darme
pote a costa de otro profesional que seguro que no ha dejado
de estudiar los motivos por los cuales a sus jugadores les
cuesta tanto trabajo mantener la ventaja adquirida.
De lo que sí opiné, ante la atención del consejero de
Fomento y de Chaib, fue de cómo el portero de Liverpool
había destrozado el ritmo del Madrid en el Bernabéu, con su
enorme precisión en los saques de puerta. Ya golpeando el
balón desde el suelo, ya sacando de volea o de botepronto o
con las manos, Pepe Reina exhibió su ya archiconocido
poderío en esa faceta del juego. Y no sólo destrozó el medio
campo blanco, sino que hizo trabajar de lo lindo a la
defensa merengue. Que acabó hecha un flan.
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