Contribuir de modo significativo a
que el modelo de desarrollo económico de Ceuta y Melilla
encuentre una plataforma de empuje notable tras la pérdida
de la economía del bazar que se apoyaba exclusivamente en el
carácter de territorio franco; el debilitamiento
espectacular de las actividades relacionadas con los
suministros a buques; y la drástica reducción de efectivos
militares para tener una posición competitiva en el orden
económico, de calidad de vida y cohesión en lo social. Así,
en parte, ha argumentado el Gobierno local sus causas por
las que necesita de un nuevo modelo que le de sustento y
afiance a Ceuta en la próxima década en niveles de
competitividad atractivos para el entorno que se presupone
para esos próximos diez años.
Es evidente, y eso lo conoce perfectamente la Administración
General del Estado, que el actual modelo de especificidades
fiscales en Ceuta, que data de 1860, ha dado probados
síntomas de agotamiento.
Así que asimilar el tratamiento fiscal de las entidades con
domicilio fiscal en Ceuta al tratamiento que reciben las
personas físicas residentes; elevar la deducción al 75% para
los contribuyentes con residencia en Ceuta por las rentas
obtenidas en la ciudad y que se favorezca las rentas
obtenidas fuera de residentes ceutíes y los no residentes
con rentas obtenidas en Ceuta, forman parte de las medidas
que se contemplan en esta iniciativa con el que mejoraría
ostensiblemente la capacidad económica de la ciudad al
favorecerse la inversión. Pero aún más, el hecho de que se
estudie la futura consideración de Ceuta como región
ultraperiférica en el contexto de la Unión Europea
aproximaría a la ciudad unas compensaciones justas
claramente derivadas de su especial situación geográfica. Y
todo ello ha de llevarse a cabo con el máximo consenso, pero
fundamentalmente esta propuesta del Gobierno ceutí (PP) debe
contar con un apoyo sincero y decidido en la tramitación y
definición final del Gobierno central (PSOE). Es el futuro
de Ceuta.
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