Pones la tele y te entra el
malestar y la angustia, por aquello de la crisis y las
situaciones limite que se ven en las sangrias de los
programas reality show. No hay que ir muy lejos aquí en
Ceuta, cada vez que pasa uno por el semáforo del ambulatorio
José Lafont, hay un hombre con muletas, es uno de los
nuestros y cada vez que paso le doy una propina, el hombre
siempre dice que tenga un buen dia. El problema surge con
los subsaharianos ya que da malestar por aquello de que
están en medio del paso de la calle Real y no sabe uno lo
que hacer si llevar una bolsita y estar dando a diestro y
siniestro.
Hay muchos coches todoterreno, muchos subidotes a tope, para
sellar el paro, para cobrar las becas y los puntos, esas
pulseras de oro, esos festines y poderios y despues dicen
que no ganan ni para pipas. Del titulo de las empanadillas
es porque a mi me encantan , desde que era chiquillo, la
mitica Campana y la extinguida La Imperial, sin olvidar al
bar Casi, entre tapitas y cañas, mi padre me ponia un aparte
y entre mis refrescos , mis empanadillas eran sagradas,
hasta hoy dia.
Cuando me entran las pájaras de tanto mover cajas y sobre
las 12.30 horas, el estómago da la señal de alarma, corro
raudo y veloz a las Pasteleria La Campana, desde hace 30
años a por mis empanadillas.
Lo que no me entraba en la cabeza, era una señora musulmana
muy arreglada y muy culta, que aparte de una bandeja de
pasteles, pidió tres empanadillas de las que no se partieran
, que si no no las querian y no se las comian.
Me entró una pena y una tristeza muy grande, afuera habia
una paisana suya pidiendo, le iba a recitar de carrerilla
Bosnia, Kosovo, Afganistán, Libano, Gaza, Palestina,
Chechenia, Burkina Fasso, Irack y todos los sitios donde se
pueden enviar caritativamente esas empanadillas que usted
dice que se parten y no las quieren. Valgame Dios , este
mundo facundo.
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