Cincuenta años después, Rafael Castillo Padilla y su esposa
Isabel Miras Peláez, vuelven a pasar esta tarde a las cinco
por la vicaría. Es algo que hay que resaltar, y más en los
tiempos que corren, que un matrimonio de los de verdad, el
día que hace cincuenta años que habían contraído,
felizmente, matrimonio, hayan decidido renovar aquella
ceremonia.
Hace unos días me llamaba Rafael y me decía: “el día 7
festejamos las bodas de oro, y vamos a celebrarlo pasando
otra vez por la misma iglesia donde nos casamos, en Nuestra
Señora de África”.Estuvimos hablando el pasado miércoles y
así se expresaba Rafael: “Nos casamos a las cinco de la
tarde, habíamos pedido, hace varios meses, que fuera a las
seis, pero el sacerdote nos ha dicho que a esa hora no puede
ser que hay muchas cosas ese día y que tiene que ser a las
cinco de la tarde”
Pregunta.-¿Cómo habéis decidido esto, precisamente ahora?
Respuesta.- Es el día que hace los cincuenta años que nos
casamos, y tras haber vivido toda una vida con mucho
trabajo, con buena salud y con un gran entendimiento, esto
es algo que, especialmente mi mujer, nos lo merecemos.
P.- ¿Vosotros os casasteis muy jóvenes?
R.- Sí, cuando nos casamos en 1959 mi mujer tenía 19 años y
yo tenía 22.
P.- Me decías que la idea partió de tu mujer...
R.- Sí, fue ella la que programó todo esto y como está muy
ilusionada con ello, yo no podía decir que no, porque ya te
he dicho cuando hemos hablado en otras ocasiones que para mí
fue un regalo del cielo que Dios me concediera una mujer
como esta, que siempre estuvo a mi lado, y que en los
momentos más difíciles siempre estuvo apoyándome.
P.- ¿Qué dice la familia, porque ahí os vais a juntar ya
tres generaciones?
R.- Todos están muy contentos, y yo más todavía. Los hijos
están más ilusionados que la madre, porque así lo vamos a
poder disfrutar todos. Aunque siempre hemos estado toda la
familia muy unidos, ahora en este día lo estaremos todavía
mucho más.
P.- ¿Cuánta familia sois?
R.- Además del matrimonio están los tres hijos, la hija,
tres nueras, un yerno y ocho nietos, y te puedo decir que
todos están contentísimos.
P.- ¿Quiénes van a ser los padrinos?
R.- En principio iban a ser mi hijo mayor y mi hija, pero el
cura me ha dicho que sean los cuatro hijos con lo cual es
mucho mejor, todavía.
P.- ¿Qué festejos vais a tener?
R.- En primer lugar la boda en la Iglesia Virgen de África,
a las cinco de la tarde y luego tendremos una cena en el
Mesón Alberto en el polígono, con todos los familiares y con
los amigos que son como la propia familia.
P.- ¿Y vestido blanco?
R.- Sí, mi mujer quiere que sea la boda como la de hace
cincuenta años, irá de blanco y ya lleva mucho tiempo
preparando todo. Ya te he dicho que ella tiene mucha ilusión
y bien que se lo merece, porque toda la vida ha sido una
gran mujer una gran madre y la compañera que nunca me dejó
en los momentos difíciles.
|