Durante los 76 años que tiene de vida, Rosa Muñoz Reyes
‘Rosi’ ha vivido siempre al borde del mar. Su casa se
asienta en una de las terrazas de la barriada San Amaro, en
ese núcleo de viviendas que hay más adentro del bar Navarro,
enfrente del tanatorio. Uno penetra allí y observa adosados
de planta baja, con tenderetes al aire libre y escaleras
minúsculas en las que a duras penas cabe un pie entero. Más
hacia el interior un taller da la bienvenida a una
floristería en la que sólo se descubre su actividad una vez
dentro. Un gremio de gatos pardos saluda al visitante y en
seguida, un grupo de mujeres te atiende con la amabilidad
que otorga la soledad. Acostumbradas a su familia de amigas,
a su solitaria compañía, estas mujeres han hecho de sus casa
puertas su día a día. Desde una estrecha puerta interior,
Rosi se asoma y se planta detrás del mostrador de la
floristería. Allí está la señora, un rostro desconocido para
el periodista, pero respetado en su barriada y en el ámbito
vecinal. “He mandado tres páginas de currículo de Rosi a la
Federación de Vecinos”, dice Carmen Cabezas, presidenta de
la barriada San Amaro. Estamos en el zaguán de su casa.
Detrás del cristal de la vitrina relucen unos premios de
carnaval que dan la sensación de ser nuevos. Están limpios y
chorrean como si fuera una catarata por las varias
estantería de esa vitrina. En las paredes de la sala penden
varios cuadros de la juventud de Rosi, un escaparate hacia
sus años más lozanos, la única manera de mostrar la belleza
física. Otra nueva parte da acceso al salón, donde no
entramos con los pies, pero sí con la mente. “En este salón
se han hecho yo qué sé cuántos disfraces”, añade Carmen. Y
también se ha hecho una ristra de reuniones vecinales
interminables. “Mañana -por hoy- cuando Juan Vivas le dé el
premio, le voy a decir, ‘Juan’ ya tenemos el cuadro de la
Asociación de Vecinos, ya tenemos el premio de Rosi, pero no
tenemos paredes para colgarlo”, expresa Carmen. Ella lleva
dos años como presidenta y desde que llegó no ha dejado de
solicitar un local para celebrar las reuniones. Mientras
tanto, la casa de Rosi se convierte en el refugio de todos
los que se implican en el movimiento vecinal. Lola del
Monte, así se hace llamar esta artista local, dice que los
mejores disfraces y las mejores flores han salido de su
casa. Estos carnavales, un chiquillo que no hablaba el
castellano quería hacerse un vestido y fue ella quien se
prestó a ello. “Han dado el premio María de Eza a personas
que no lo merecían ni la mitad que ella”, dice Lola, “pero
claro, es una cuestión política”, agrega. Carmen ha pedido
incluso que dejen de enviarle el formulario para proponer
personas, porque “yo ya la he propuesto a ella y no conozco
nadie que lo merezca más”. Rosi rebate con la humildad,
“cuando las cosas se hacen de corazón...”. Con el corazón ha
fabricado trajes de disfraces, ha preparado comilonas en las
que no ha cobrado ni un duro y ha sido peregrina de centros
como Nazaret o Cruz Blanca. “Belenes vivientes, escalas en
hi-fi, coros de Navidad... este era nuestro local, aunque
seguimos sin tener ninguno”, lamenta Carmen. “¿Qué mises y
qué reinas de carnaval no han llevado la banda confeccionada
por Rosi?”. Hasta 300 firmas recogió Carmen para proponer a
Rosi como mujer vecinal del año. “Cuando llegué a la
presidencia de San Amaro me fue imposible preparar su
currículo y mandarlo, pero ya el año pasado me obstiné con
esta misión y me propuse conseguirlo”. Y así ha sido. Encima
de la mesa del zaguán de su casa se apelmazan fotos de
décadas de carnaval. “Ahora las recogeré”. Bodas de chinos,
mexicanos... ha confeccionado toda clase de disfraces y ha
conseguido primeros premios. “Todo se hacía desde aquí”,
indica Rosi. “Me va a pasar como Lola Flores, me van a dar
el premio cuando ya me queda poco, pero bueno, nunca es
tarde”, termina la premiada.
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Mabel Deu será esta noche la otra premiada
de la Asociación de Mujeres Vecinales
El jurado de la Asociación de
Mujeres Vecinales del Año, movimiento que dirige Nieves
Contreras, decidió que Mabel Deu, consejera de Cultura,
Educación y Mujer, fuera la mujer vecinal del año, mientras
que Rosa Muñoz Reyes, vecina de la barriada San Amaro, será
nombrada vecina del año. El acto de entrega de premios se
celebrará a las 20.30 en el hotel Ulises y contará con la
asistencia de las autoridades de la ciudad. José Ramos,
presidente de la Federación Provincial de Asociaciones de
Vecinos (FPAV) también acudirá a un cita en la que se únen
la veteranía y la juventud. A Mabel Deu se le reconoce su
predisposición ante cualquier asunto relacionado con las
mujeres. A Rosa Muñoz se le da un galardón a sus años de
sacrificio por los demás.
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