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OPINIÓN - jueves, 5 DE MARZO DE 2009

 
OPINIÓN /COLABORACIÓN

El extraño caso del Mcauto

Por María Muñoz Tinoco


Hasta hace poco yo pensaba, uno: que las zonas habilitadas para aparcar los vehículos estaban destinadas a ese fin y dos: que la carretera estaba para circular. ¿Hasta ahí bien, no? Pues negativo: hace poco he descubierto que aquí en Ceuta no es así, o por lo menos, no en la zona del poblado marinero, que en vez de marinero debería llamarse el poblado de los incívicos por la cantidad de maleducados e indecentes que pasan a diario por allí.

Me estoy refiriendo, no a todo el mundo, por supuesto, sino a todos los “guays” que se dedican a ir al McAuto (del McDonald’s, obviamente) y claro, como quieren hacer su pedido desde su coche tranquilamente, pues lo paran donde sea. Que no hay sitio en el carril destinado a este fin, pues lógicamente dejo mi coche parado en mitad de la carretera y ahí que me pongo a esperar a que me atiendan.

De lo más normal; el único inconveniente es que detrás de esos coches mal situados hay una fila que da la vuelta al poblado y que tienen que esperar la mayoría de las veces más de media hora para recorrer un tramo en el que normalmente se tardan dos minutos. Y el caso es que por mucho que pites no creas que se inmutan, hombre, que tienen hambre y no pueden pensar ni reaccionar.

Debo decir que es cierto que el carril del McAuto es prácticamente inexistente y que más bien parece un carril de cochecitos de bebés porque son los únicos que caben en fila de forma holgada, pero oigan ¡que los demás no tenemos la culpa!. Reclamen al McDonald’s o al responsable de urbanismo que se dedico a planificar tan concienzudamente el espacio, pero compórtense. A mí también me encantaría dejar mi coche en la puerta del gimnasio o de casa de mi amiga, o justito en la puerta de mi trabajo, pero resulta que no puedo porque está prohibido, es duro, muy duro, lo sé, pero así es. Así que lo que me toca como a la mayoría es dar vueltas hasta encontrar un hueco o estacionar a veces lejos del lugar al que me dirijo.

Y pensando todo esto el otro día, me planteaba yo, mientras esperaba en el susodicho atasco, que por qué esta gente no hace lo mismo: ¿Es que los que lo hacemos pertenecemos a una extraña raza extraterrestre? ¿Es que comportarse de una forma simplemente “normal” (no digo ya de una forma excepcional ni maravillosa), no es lo normal? O a lo mejor es que muchos no nos hemos enterado y esa zona tiene otras normas de circulación especiales que la DGT ha sacado para gente súper guay.

Un misterio es desde luego, porque cuando estas pasando por la cartelera del cine es como si de repente te adentraras en una especie de Triangulo de las Bermudas por el que llegas a una “zona de nadie” en la que cada uno hace lo que cree más conveniente, para sí mismo, por supuesto. Y tu primer pensamiento es ¡coño, otra vez me he metido por aquí! sabiendo lo que te espera, como en el túnel del terror pero sin túnel, porque miedo no da, pero angustia y claustrofobia si, y mucha oiga.

Pero lo mejor y para rematar es que cuando llegas a la altura de estos coches ves que la chica/o del McDonald’s les está tomando nota, y pienso que está muy bien y que ya de paso se podían ir a la Puerta del Sol o a la Gran Vía a coger la comanda y a llevar los pedidos allí ya que por lo visto quieren agrandar el negocio hasta el infinito y mas allá.

Yo creo que la policía está al corriente de esta normas especiales de circulación que los demás desconocemos, porque por allí no pasa muy a menudo a multar a pesar del atasco que se lía cada dos por tres. En fin, que si pasas por allí, ya sabes, ármate de paciencia y de consideración, no hagas como yo y te indignes, que los pobres están esperando para comer.
 

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