Dando vueltas por los alrededores
de una ciudad se descubren cosas y casos que merecen la pena
dedicarles un tiempo. La coyuntura social de nuestro país se
basa en el carácter de la gente que lo compone y si algunos
miran por el bien de todos, otros miran por su propio bien y
ello lleva a que consideremos la inestabilidad socio
política como una de las enfermedades del mismo.
A través de mis cotidianos contactos con la gente queda
patente la única cosa que impera a todas horas en el
razonamiento humano: el egoísmo puro y duro. Puro egoísmo
que solo conlleva la transición en este mundo hacía un final
en el que nadie gana absolutamente nada. Y… ¿todo para qué
ha servido?, para nada en absoluto.
Nacer, educarse y trabajar para vivir bien, eso es lo que
gusta o gustaría a todo el mundo, pero… nacer, educarse y
trabajar poco para llenarse la “cueva” con ingentes
cantidades de dinero solo puede ser considerado, en mi
opinión, una dramática enfermedad que ni el doctor House
daría con el diagnóstico adecuado.
Acumular riqueza mientras medio país se derrumba debería
estar penado por Ley, tanto como penamos a los estafadores
financieros ilegales. Los legales ya están defendidos por la
Ley que ellos mismos promueven.
Quien diga que los bancos generan riqueza para el país, o
bien es un iluso o bien es un ignorante de tomo y lomo, por
no decir un mentiroso concluyente. Los bancos sólo generan
riqueza para ellos mismos, para quienes los dirigen. Capaces
de cobrar un “salario” de 30 millones de euros anuales, sin
contar las “primas” y comisiones, hace preguntar a uno ¿qué
harán con tanto dinero cada año?
La hecatombe inmobiliaria ha tenido como premisa la labor
especuladora promovida por los propios bancos con el dinero
de los clientes. Ya comenté que el dinero de los bancos no
se toca. Cuando llega la crisis, cuando algo se derrumba…
los que pierden, siempre, son los clientes. No hablemos de
los que invierten en los fondos promovidos por los bancos.
El descalabro de los fondos de determinado banco, que por
otro lado consigue considerables beneficios, es un claro
ejemplo de estafa legal. ¿Qué se hace en éste caso?...,
nada. Absolutamente nada. Que el Gobierno se encargue de
condoler a los clientes o pagar sus pérdidas con cargo al
Tesoro Público. ¿Es eso lógico?, no. Nada de eso es lógico y
menos en este país de la tortilla de patatas.
Como tampoco es lógico que a un cuidadano corriente que
tiene una cuenta corriente en el banco y que éste le vaya
pagando los recibos de suministros domésticos corrientes,
aunque tenga el saldo bermellón… para después cargarle la
factura de una agencia de investigación para reclamarle que
cubra el saldo defectuoso… me parece una estafa enorme.
Pasa, pasará y está pasando con numerosos ciudadanos que
ignoran unos derechos con los que retorcer a los
estafadores. Estafadores legales se entiende. Los bancos son
los únicos capaces de hacerle pagar una factura por
servicios que el cliente no ha pedido. Como para mandarlos
al juzgado de guardia, a los bancos no a los clientes.
Restemos importancia a todo lo que venga de los bancos.
Restemos importancia a que el país se vaya al paro. Restemos
importancia a los empresarios delincuentes que no pagan a
sus trabajadores aunque estos no estén sujetos a las reglas
de la empresa. Restemos importancia al hecho de que por cada
ciudadano que gane mil euros al mes hay mil empresarios que
ganan cientos de millones. La ley de la oferta y la demanda
es penosa, siempre hay una parte que se lleva la del león y
aún así se convierten en hienas hasta conseguir que el peón
sea vagabundo cuya cama es la acera de la calle teniendo el
cielo como techo y las bocas del alcantarillado como
letrina.
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