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OPINIÓN - MARTES, 3 DE MARZO DE 2009

 

OPINIÓN / EL MAESTRO

Docentes internos
 


Andrés Gómez Fernández
andresgomez@elpueblodeceuta.com

 

El acceso al cuerpo docente está ahora en un período de transición. Mientras se desarrolla la Ley Orgánica de Educación (LOE) se ha decidido dar estabilidad a los interinos, a través de ventajas en las oposiciones. En las distintas Comunidades, desde el 2007, esos beneficios empezaron a aplicarse, llegando en algunas de ellas a un 83,6% de las vacantes a maestros con experiencia docente, en detrimento del resto de opositores. En la del 2008 ocurrió algo parecido con los profesores. Y se espera que la progresión siga así, hasta que la totalidad consiga la estabilidad laboral.

Para el 2009, la oferta del empleo público, los docentes volverán a disfrutar de esas ventajas. En Andalucía, por ejemplo, la oposición contará con una parte teórica y otra práctica. Esta consistirá en el desarrollo de una unidad didáctica. Pero los interinos no tendrán que presentar ese trabajo, sólo requerirán de un informe de la administración educativa que acredite sus conocimientos. Además, se aumentará la valoración de la experiencia docente, de cinco hasta siete puntos como máximo. Para el 2011, se espera darles una última oportunidad. Se planteará una “convocatoria escoba” de la que podrán beneficiarse los docentes que todavía sean interinos, al no haber superado las oposiciones anteriores.

Pero –siempre referido a Andalucía- la generosidad con este colectivo tiene fecha de caducidad. Después de la “convocatoria escoba”, los interinos se quedarán sin sus privilegios, ya que se quiere renovar las listas cada convocatoria y evitar que se formen las bolsas de interinos como en los últimos años”. Pero, se suprimen todo tipo de ventajas, ya que estos docentes perderán la prioridad sobre el resto a la hora de acceder a las sustituciones: “Las personas que entren como interinos deberán saber que, si no aprueban alguna parte de la oposición van a estar más abajo en la bolsa”.

Recuerda la Junta que, actualmente el 11,47% de los docentes andaluces es interino y se espera que el año que viene el porcentaje esté ya cerca del 8%, que es el tope que fija la Unión Europea para este colectivo. Por otra parte, las centrales sindicales ya han anunciado su rechazo al futuro decreto que regulará la función pública docente, al considerar que se desprecia la experiencia.

Quiero recordar el planteamiento que me hizo, en una ocasión, un gran maestro interino, que no conseguía superar las oposiciones. Me decía: “Me parece de buena lógica que, al finalizar nuestras actuaciones, fuésemos objeto de un proceso de evaluación, donde interviniera al Equipo Directivo del Centro y el Inspector de Zona”. En realidad, más o menos lo que se exige en Andalucía, esa segunda prueba práctica, el desarrollo de una Unidad Didáctica, que ellos no tendrían que desarrollar, ya que sería la propia Administración Educativa la que acreditaría sus conocimientos.

Como siempre suele ocurrir en Educación, los cambios que se producen, a parte de ser lentos, cuando se encuentra una fórmula que serviría para resolver los problemas, con el advenimiento de una nueva Ley, donde en esto estamos “sobrados”, se rechaza, y se parte de cero.

En 1981 formé parte de un Tribunal de Oposición al cuerpo de Profesores de la EGB, como especialista en el Área de Matemáticas. Mi selección fue por sorteo. La suerte no me sonrió. Nadie quería, en aquellos momentos, formar parte de un Tribunal, y yo no pude argumentar nada para tan “alto honor”; ni fingida enfermedad, ni parentesco directo con algún opositor.

Fue una experiencia muy negativa, aunque con ello se cumplía una demanda, que creo que no sería un clamor, para que en esas oposiciones estuviéramos presente los profesores de EGB, aunque en ese Tribunal no representamos al colectivo al 100%, ya que de los cinco miembros, dos representaban a la Administración con sus cargos de Dirección de la Normal de Magisterio y al Cuerpo de Inspectores, así que nuestra presencia fue de 3/5, tres por cada una de las Áreas fundamentales, Matemáticas, Lengua Española y Sociales.

Lo único novedoso de esa convocatoria fue que los interinos no compitieron con los opositores libres, con que se contribuía a una mayor flexibilidad para que los interinos tuvieran más oportunidades de acceder, sin perjudicar a los libres. Se cubrieron todas las plazas, y es que los representantes de la Administración pretendían dejar sin cubrir algunas de ellas, porque los opositores, algunos de ellos, no superaron la prueba, y en, igualdad de condiciones, se procedió a una recuperación. Lo mismo sucedió con los libres, sobre todo en el Área de Lenguaje, que algunos no superaron el “primer corte”; pero se impuso el criterio de esos 3/5.

No sé si ese criterio de separación, interinos con libres, se repetiría, pero no cabe dudas que la fórmula fue digna de consideración algo que parece ser que se va a recuperar, aunque los interinos tendrán que afinar mucho para no poder disfrutar de las ventajas en estas últimas convocatorias.

Viví con intensidad la forma de acceso directo al Cuerpo de Profesores de EGB, para alumnos procedentes de las Escuelas de Magisterio, donde, según, los mejores rendimientos académicos, se cubrían las plazas. Ni que decir tiene que los alumnos más destacados se veían envueltos en una competición maratoniana, donde entre ellos se cerraban todo tipo de colaboración, en forma de intercambios de documentos, cosa lógica, por lo que se jugaban.

Con este plan de acceso directo, los alumnos realizaban sus prácticas durante todo un curso académico, pasando, durante el primer trimestre por aquellos niveles que les permitían el periodo, para después elegir el curso para los dos últimos trimestres, asumiendo todas las responsabilidades tutoriales y de áreas.

Al final, el tutor del curso valoraba la experiencia del alumno para añadir a su expediente. A veces nos llevábamos algunas sorpresas, porque alumnos con claras posibilidades, habían realizado con notas sobresalientes su labor docente, y se quedaron con la miel en los labios. Daban la impresión que sólo podían superar el acceso aquellos que tenían un excelente expediente académico teórico. La práctica, el ser buen maestro, no era considerada. La experiencia no daría resultado, pues, se diluyó como un azucarillo.
 

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