El acceso al cuerpo docente está
ahora en un período de transición. Mientras se desarrolla la
Ley Orgánica de Educación (LOE) se ha decidido dar
estabilidad a los interinos, a través de ventajas en las
oposiciones. En las distintas Comunidades, desde el 2007,
esos beneficios empezaron a aplicarse, llegando en algunas
de ellas a un 83,6% de las vacantes a maestros con
experiencia docente, en detrimento del resto de opositores.
En la del 2008 ocurrió algo parecido con los profesores. Y
se espera que la progresión siga así, hasta que la totalidad
consiga la estabilidad laboral.
Para el 2009, la oferta del empleo público, los docentes
volverán a disfrutar de esas ventajas. En Andalucía, por
ejemplo, la oposición contará con una parte teórica y otra
práctica. Esta consistirá en el desarrollo de una unidad
didáctica. Pero los interinos no tendrán que presentar ese
trabajo, sólo requerirán de un informe de la administración
educativa que acredite sus conocimientos. Además, se
aumentará la valoración de la experiencia docente, de cinco
hasta siete puntos como máximo. Para el 2011, se espera
darles una última oportunidad. Se planteará una
“convocatoria escoba” de la que podrán beneficiarse los
docentes que todavía sean interinos, al no haber superado
las oposiciones anteriores.
Pero –siempre referido a Andalucía- la generosidad con este
colectivo tiene fecha de caducidad. Después de la
“convocatoria escoba”, los interinos se quedarán sin sus
privilegios, ya que se quiere renovar las listas cada
convocatoria y evitar que se formen las bolsas de interinos
como en los últimos años”. Pero, se suprimen todo tipo de
ventajas, ya que estos docentes perderán la prioridad sobre
el resto a la hora de acceder a las sustituciones: “Las
personas que entren como interinos deberán saber que, si no
aprueban alguna parte de la oposición van a estar más abajo
en la bolsa”.
Recuerda la Junta que, actualmente el 11,47% de los docentes
andaluces es interino y se espera que el año que viene el
porcentaje esté ya cerca del 8%, que es el tope que fija la
Unión Europea para este colectivo. Por otra parte, las
centrales sindicales ya han anunciado su rechazo al futuro
decreto que regulará la función pública docente, al
considerar que se desprecia la experiencia.
Quiero recordar el planteamiento que me hizo, en una
ocasión, un gran maestro interino, que no conseguía superar
las oposiciones. Me decía: “Me parece de buena lógica que,
al finalizar nuestras actuaciones, fuésemos objeto de un
proceso de evaluación, donde interviniera al Equipo
Directivo del Centro y el Inspector de Zona”. En realidad,
más o menos lo que se exige en Andalucía, esa segunda prueba
práctica, el desarrollo de una Unidad Didáctica, que ellos
no tendrían que desarrollar, ya que sería la propia
Administración Educativa la que acreditaría sus
conocimientos.
Como siempre suele ocurrir en Educación, los cambios que se
producen, a parte de ser lentos, cuando se encuentra una
fórmula que serviría para resolver los problemas, con el
advenimiento de una nueva Ley, donde en esto estamos
“sobrados”, se rechaza, y se parte de cero.
En 1981 formé parte de un Tribunal de Oposición al cuerpo de
Profesores de la EGB, como especialista en el Área de
Matemáticas. Mi selección fue por sorteo. La suerte no me
sonrió. Nadie quería, en aquellos momentos, formar parte de
un Tribunal, y yo no pude argumentar nada para tan “alto
honor”; ni fingida enfermedad, ni parentesco directo con
algún opositor.
Fue una experiencia muy negativa, aunque con ello se cumplía
una demanda, que creo que no sería un clamor, para que en
esas oposiciones estuviéramos presente los profesores de
EGB, aunque en ese Tribunal no representamos al colectivo al
100%, ya que de los cinco miembros, dos representaban a la
Administración con sus cargos de Dirección de la Normal de
Magisterio y al Cuerpo de Inspectores, así que nuestra
presencia fue de 3/5, tres por cada una de las Áreas
fundamentales, Matemáticas, Lengua Española y Sociales.
Lo único novedoso de esa convocatoria fue que los interinos
no compitieron con los opositores libres, con que se
contribuía a una mayor flexibilidad para que los interinos
tuvieran más oportunidades de acceder, sin perjudicar a los
libres. Se cubrieron todas las plazas, y es que los
representantes de la Administración pretendían dejar sin
cubrir algunas de ellas, porque los opositores, algunos de
ellos, no superaron la prueba, y en, igualdad de
condiciones, se procedió a una recuperación. Lo mismo
sucedió con los libres, sobre todo en el Área de Lenguaje,
que algunos no superaron el “primer corte”; pero se impuso
el criterio de esos 3/5.
No sé si ese criterio de separación, interinos con libres,
se repetiría, pero no cabe dudas que la fórmula fue digna de
consideración algo que parece ser que se va a recuperar,
aunque los interinos tendrán que afinar mucho para no poder
disfrutar de las ventajas en estas últimas convocatorias.
Viví con intensidad la forma de acceso directo al Cuerpo de
Profesores de EGB, para alumnos procedentes de las Escuelas
de Magisterio, donde, según, los mejores rendimientos
académicos, se cubrían las plazas. Ni que decir tiene que
los alumnos más destacados se veían envueltos en una
competición maratoniana, donde entre ellos se cerraban todo
tipo de colaboración, en forma de intercambios de
documentos, cosa lógica, por lo que se jugaban.
Con este plan de acceso directo, los alumnos realizaban sus
prácticas durante todo un curso académico, pasando, durante
el primer trimestre por aquellos niveles que les permitían
el periodo, para después elegir el curso para los dos
últimos trimestres, asumiendo todas las responsabilidades
tutoriales y de áreas.
Al final, el tutor del curso valoraba la experiencia del
alumno para añadir a su expediente. A veces nos llevábamos
algunas sorpresas, porque alumnos con claras posibilidades,
habían realizado con notas sobresalientes su labor docente,
y se quedaron con la miel en los labios. Daban la impresión
que sólo podían superar el acceso aquellos que tenían un
excelente expediente académico teórico. La práctica, el ser
buen maestro, no era considerada. La experiencia no daría
resultado, pues, se diluyó como un azucarillo.
|