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OPINIÓN - MARTES, 3 DE MARZO DE 2009

 

OPINIÓN / SNIPER

El desleal nacionalismo tasca el freno
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Un denso fin de semana, prácticamente enclaustrado por cortesía marroquí (que ha estado a la altura de la tradición) junto a varias decenas de asistentes en el seminario organizado por el Centro de la Memoria Histórica y el Porvenir, me impidió al final subir hasta Madrid y desplazarme desde allí con el autobús puesto por UPyD para los voluntarios de toda España dispuestos a echar una mano en las elecciones en el norte. En mi caso iba de apoderado a Pontevedra (sin ser militante mi compromiso es con el proyecto), pero el devenir de este fin de semana me llevó a seguir por Tetuán.

En Galicia y el País Vasco la ciudadanía parece haber empezado a despertar de su acomodaticio letargo, empezando a reaccionar contra el chantaje y la deslealtad del nacionalismo periférico, claramente depredador y sin ningún sentido vertebrador del Estado. Los dos partidos nacionales han salido reforzados si bien de forma asimétrica: los socialistas gallegos pagaron su espuria y oportunista alianza con los radicales del BNG, ofreciendo un merecido triunfo al Partido Popular (PP) y un balón de oxígeno a un Rajoy que se había empleado a fondo, mientras que en País Vasco y por primera vez los no nacionalistas han consolidado su voto. Por algo se empieza. Falta ahora que los líderes del PSOE y el PP estén a la altura de las circunstancias, poniéndose al frente de un cambio de rumbo que el electorado español ha pedido en estas dos históricas comunidades. El vecino Marruecos también debería sacar sus conclusiones, pues no es un secreto que está impulsando en lo que cabe sus relaciones con “taifas” como Cataluña, que presentan un perfil acusadamente propio. Desde Madrid deberían recordar (a las ridículas e inviables Comunidades Autónomas lo primero) que las relaciones exteriores están en manos del ministerio correspondiente y no al albur de cualquier advenedizo que aterriza con ínfulas por tierras marroquíes procedente de su respectiva Ínsula Barataria. No hace tanto sentí bochorno cuando un consejero del Gobierno vasco, en Larache, era presentado dándoselas de “ministro”, mientras recientemente el cateto impresentable de Laporta, presidente del barcelonés equipo azul grana, advertía con un deje de chulería al visitar la región Tánger-Tetuán que no asistiría a ningún acto oficial en el que figurase la bandera de España… Si, han leído bien. No soy un indocumentado y sé bien lo que escribo. Ignoro la respuesta -si es que la hubo- de la diplomacia española, pero yo sugeriría a mi estimado embajador Luís Planas que exigiera en el protocolo en todo acto oficial bilateral la presencia de la bandera española, del mismo tamaño además que la del Reino de Marruecos. Digo.

Otro factor nuevo en escena este pasado domingo es la irrupción, en las cruciales elecciones vascas, de Unión, Progreso y Democracia (UPyD), el joven partido liderado por Rosa Díez y que, con ilusión y trabajo militante, se está consolidando en el panorama político español alcanzando un escaño pudiendo constituirse, si llegara el caso, en el necesario voto bisagra para desalojar a los nacionalistas del Parlamento de Vitoria poniendo al frente al candidato socialista, Patxi López. Un hecho histórico en nuestra democracia, tanto como el hartazgo del electorado gallego desplazando el ensayo que ha supuesto la aventurera alianza entre los socialistas gallegos y los nacionalistas del BNG, en un claro voto de castigo que a Rodríguez Zapatero debería servirle de lección: algunos experimentos, Presidente, con gaseosa.
 

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