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OPINIÓN - SÁBADO, 28 DE FEBRERO DE 2009

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

El cronista oficial y los carnavales en Ceuta


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Me consta que, además de poner el alma en todos los temas que surgen sobre Ceuta, sus conocimientos, desde lo más nimio que podamos tocar, son siempre claros y contundentes.

Es lo bueno, lo primero de ello, que tiene una ciudad al contar con un cronista oficial joven y con conocimiento de causa en aquellos asuntos que está tratando.

Particularmente conozco a Gómez Barceló desde hace varios años y lo conocí a través de un amigo común, que ya nos dejó, Juan de Samargo. Fue este quien me lo presentó y desde aquel instante me di cuenta de que ser amigo del que mejor conocía lo que era el ejército de España, es porque también él llevaría aparejado el ser el que mejor conociera todo lo que conlleva la historia de la Ciudad.

Con todo, no pensé, ni de lejos, que José Luis Gómez Barceló, en una parcela como la relativa al carnaval pudiera estar tan puesto, como ha demostrado en su conferencia de hace muy pocos días en el salón de actos de las Murallas Reales.

Y me alegró enormemente conocer una serie de datos que dio Gómez Barceló, porque un día antes y con otro de los que conocen de verdad el Carnaval de Ceuta, Salvador Jaramillo, yo había estado hablando y he dejado reflejado en la entrevista que este domingo, publicamos en El Pueblo de Ceuta.

Los hechos hechos son y que en dos personas tan, aparentemente distintas, pero tan amantes de su ciudad, haya unas conclusiones tan cercanas, es el mejor de los avales para creer que estas fiestas, que aquí se celebran ya metidos en la cuaresma, no son algo inventado por la democracia actual, sino que con esta democracia se han vuelto a sacar a la luz, tras haber permanecido encerradas en la oscuridad durante medio siglo de la centuria pasada.

Dice Gómez Barceló que del carnaval de Ceuta se comienza a tener documentación de, aproximadamente, los años 30 del siglo XIX. Y me decía Salvador Jaramillo, cosa que publicamos este domingo, que se han encontrado letrillas de 1870 y que incluso con fotos aparece la primera Agrupación de Carnavales de Ceuta, La Tuna Abylense, de 1891.

Esto implica, matizando ya en la fiesta, que podemos remontarnos, al menos dos siglos atrás, rastreando algo que constituía una de las fiestas más importantes de Ceuta, si es que no era la más importante y con documentación palpable, por encima de siglo y medio.

Afortunadamente, el concejal que en la década de los 80, del pasado siglo, quiso sacar a la calle, otra vez, el carnaval, estaba tratando de devolver a Ceuta lo que casi cincuenta años antes el sistema político imperante, “por necesidades de guión”, le había quitado.

Insistencia, en las dos personas a las que he oído estos días sobre el tema: “En el siglo XIX se consolidó como tal esta fiesta en Ceuta”, y eso que la Ciudad, especialmente entonces, como plaza militar, debió tener su censura.
Y este mismo hecho nos da idea de que era una fiesta sana, una fiesta viva, una fiesta en la que no había segundas intenciones y por tanto permisible.

Carnaval era fiesta del pueblo, era la voz del pueblo y la forma directa de dirigirse entre chanzas y veras al poder establecido, para que solucionara los problemas existentes en aquellos momentos. Una manera, incluso cordial, de reivindicar algo.
 

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