Me levanto alegre como la mañana,
radiante y soleada como un anticipo de la primavera,
adelantada de veras.
Como siempre, lo primero que hago al desayunar es leer la
prensa que me envían diariamente, aparte de los diarios
digitales, y… ¿qué es eso? ¿Alguien quiere abrir un debate
polémico?
¡Por Dios! como dicen los castizos, tan a pecho se ha tomado
el sr. Cutillas García mi artículo sobre la gran mentira del
23F que a veces me confunde con su forma de razonar.
Se da por aludido, de acuerdo, es su problema. Me define
como muy niño durante aquellos sucesos… es de agradecer que
me crea tan joven. Entonces yo tenía cuatro hijos… ¡vaya
niño follador! Ahora tengo seis y cinco nietos.
Citar a un historiador francés, que por lo demás es
especialista en Al-Andalus y que fue miembro de la Casa de
Velázquez en Madrid y actualmente profesor de Historia
Medieval en la Universidad Lumière-Lyon II… me parece fuera
de contexto, si además el propio sr. Cutillas García
discrepa de él, entonces ¿para qué lo cita? Si yo no le sigo
en ninguna de sus tesis.
La curiosa forma que tiene Vd., sr. Cutillas García, de
entender mi artículo y tergiversar su contenido, puedo
aceptarla como una posición motivada por la rabia o por la
chochez, sin que esto sea considerado un insulto por mi
parte.
Nunca he afirmado los puntos que Vd. afirma que se pueden
colegir (A, B, C y D, que parecen las asignaciones de las
fachadas) porque nunca he negado que Tejero asaltó el
Congreso, ni retuvo a los diputados, ni aceptó la lista, que
por otra parte era inexistente.
Tejero era un simple peón de una trama de la que Vd. carece
por completo de información y como tal peón no tenía porqué
aceptar una lista de un imaginario Gobierno de “Salvación”…
ni se la presentaron.
La confusión que genera Vd. o trata de generar en los
lectores se basa en una sencilla frase que nunca ha existido
en los sucesos: la crisis económica internacional. Yo
escribo sobre la crisis económica nacional, así que no trate
de liarme con calificativos personales, ni a los lectores.
Muy sr. mío, lo de lamer culos creo que Vd. debe,
metafóricamente, ser muy aficionado. Ni tengo que agradecer
a nadie, en absoluto, lo que soy ni tengo que dar
explicaciones a nadie, ni mucho menos a Vd., de mi
orientación política, ni tampoco pico el anzuelo tan
fácilmente como para que trate de exponer mis teorías
socio-políticas acerca de “El golpe” como Vd. lo menciona.
Sin embargo consiento en escribir de “El golpe”. Es una
película del director John Ford realizada en 1921 y con
remake en 1973 del director George Roy Hill, cuya música me
encantó un tiempo, y que trata sobre tres estafadores… ¿no
estará haciendo Vd. alusión a algo? Tal vez nos pongamos a
jugar una peculiar partida de cartas para “desbancar”.
Dejemos de lado las calificaciones personales, por favor, y
ciñámonos al asunto del 23F.
¿De verdad se cree Vd. lo que pasó?, entendiendo lo que se
escribió y escribe sobre el hecho. Tenga en cuenta que todo
el mundo, con el tiempo, dice lo contrario de lo que
realmente ocurrió. Es norma extendida generalmente, con esto
quiero aclararle que si se cree el punto D, ese que Vd. cita
sobre los cientos de millones y el avión, lo mejor que puedo
hacer es dejarle así. No insistiré, ni en ese punto ni en
ningún otro, en tratar de convencerle.
No soy apto para dar mi opinión sobre su nivel académico
porque no le conozco personalmente y tal vez lo tenga Vd.
muy alto, pero ello no significa que esté con la verdad, tal
vez con SU VERDAD, y no voy a hacer nada contra ello.
Como Vd. lo afirma, que yo me encontrase enfrente…, bueno
dejémoslo así, es su forma de calificar a la gente y eso
demuestra cosas que se ven a simple vista. Si quiere seguir
escribiendo, hágalo, nuestro periódico se lo agradecerá,
pero no espere que yo vuelva al tema, por mi parte queda
zanjado, y tal como me levanté esta mañana, tal sigo siendo:
alegre y confiado como la misma mañana. En cuanto a mi
estómago, el maldito solo está agradecido a los esfuerzos
que hago cotidianamente para alimentarlo y jamás de los
jamases he estado lampando en ningún puesto de la
Administración… he estado currando, y más duro de lo que se
puede imaginar, así que quede con Dios, si es que existe
para su conciencia. ¿Acaso es Vd. el zapatero de la calle
Real? ¿El que tiene un antojo en la faz?
¡Ah!, cuando escribí sobre alguien que había osado
tergiversar, sin objetividad, la historia… no me refería a
Vd., eso téngalo como artículo de fe.
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