Podría estar Ceuta en la próxima Bienal?”, le pregunta el
periodista a Pérez. “¿Por qué no?”, responde el arquitecto.
El presidente del Colegio en Ceuta de esta profesión piensa
en positivo. Es consciente de las carencias de la ciudad
arquitectónicamente, donde se prefiere el hormigón y el
ladrillo tradicional a los nuevos instrumentos que se
emplean en el norte del país. Por poner un ejemplo. Año
2002. Arquitectos de la ciudad le pidieron al presidente
Vivas -asegura Pérez- que se proyectara, para sortear las
empinadas calles del Centro -tipo Millán Astray-, una
especie de andenes mecánicos. Años más tarde esta idea es
una realidad en Vitoria y el proyecto cuenta con una mención
especial en la IX Bienal, con el título ‘Andenes móviles’,
unas cintas mecánicas que conectan la parte baja de la
ciudad con una pequeña colina -se puede ver en la fotografía
de abajo-. “Hubiéramos conseguido que los coches no entraran
en el centro”, apunta Pérez.
La contratación de obra-proyecto es el grano que más molesta
a los arquitectos de Ceuta. “Si a mí me encargan un
proyecto, el resultado depende de mi creación; pero si el
proyecto me lo encarga una constructora, el resultado
dependerá de la rentabilidad que quiera obtener la
constructora (...) Pero es totalmente legítimo”, añade. El
concurso de ideas se entiende como la solución ideal para
adecuarse a unos estándares de calidad que suelen darse en
el norte del país. Materiales diferentes, programas
avanzados de diseño como el del Palacio de Congresos de
Tenerife dan a otras ciudades un aspecto de reclamo. “Mira
el mercado de Barcelona. Habrá gente que no vaya allí a
comprar, sino a sacar fotografías. Mira cómo el techo se
mimetiza con las casas de alrededor gracias a la elección
del color”. En arquitectura todo está pensado y en Ceuta
habría que pensar en el espacio, ganar altura y ensanchar
las zonas públicas. “La calle Real mide unos 7 metros de
ancho, pero podría medir 13 si los edificios tuvieran 20
plantas en vez de 7. Vive la misma gente y ganas espacio
para aparcamientos, zonas de recreo...”. El arquitecto hace
una crítica: “En Estados Unidos aprendieron esto de los
edificios verticales a final del siglo XIX, y parece que en
Ceuta no nos damos cuenta de las soluciones que aporta”.
Ninguna de las IX Bienales que se han llevado a cabo en
España contemplan obras en Ceuta, pero Pérez confía en que
dentro de poco pudiera haberlas. El nuevo edificio de la
Seguridad Social -junto al polideportivo del Recinto Sur- es
para Pérez una de las grandes obras arquitectónicas de
Ceuta. El nuevo hospital también supone un avance en cuanto
a modernidad, pero la mayoría de las construcciones se ciñen
a estándares antiguos, aunque alguna de las figuras que han
sido mencionadas en esta Bienal dejaron su sello en Ceuta o
intentaron dejarlo. Este último caso es el de Fernando
Martín, uno de los autores del Palacio de Congresos de
Tenerife. “Le encargaron modernizar el paseo marítimo de
Santa Catalina, pero finalmente la Administración le dijo
que no”. Ángela García de Paredes e Ignacio García,
mencionados en la Bienal gracias al teatro Valle Inclán,
ganaron el concurso de la biblioteca de Recinto Sur,
mientras que José Morales y Juan González Mariscal,
destacados creadores de un instituto de enseñanza secundaria
en Cáceres, fueron autores del edificio de colores de la
calle Real. Ellos también están en la Bienal.
En cuanto a las viviendas de protección, dan mucho juego a
la creatividad, sirven para estandarizar soluciones a las
que no se atreve un promotor privado. Por ejemplo, “el
climalit (doble recubrimiento de las ventanas) se hace
estándar a través de las VPO y hoy las utiliza todo el
mundo”, acaba.
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