Una denuncia ante el destacamento de la Guardia Civil en las
instalaciones de la Autoridad Portuaria Bahía de Algeciras
que se ha remitido al juzgado de guardia y una reclamación
ante la oficina de Consumo de la Junta de Andalucía porque
Baleària no permitió el acceso de los pasajeros “con
billete” al último ferry hacia Ceuta con la consiguiente
obligación de pernoctar en Algeciras, son la respuesta de
unos indignados ciudadanos ceutíes quienes se quejan,
además, de un trato “falto de comprensión y de educación”.
Tirados, así de literal, quedaron seis adultos y una menor
de dos años en la estación marítima algecireña después de un
“lamentable” episodio acaecido en el último servicio de
enlace con Ceuta del pasado lunes 23 de febrero. Los ceutíes
vivieron su particular ‘golpe’ que les llevó a vivir una
situación extrema, a punto de torcerse a tintes dramáticos
cuando ya en el interior de la pasarela de acceso al buque,
se ordenó el levantamiento y retirada de la misma con más de
una decena de personas en su interior. Actuación llevada a
cabo por los operarios de la compañía Baleària (por orden
del capitán) según dijeron los trabajadores de la naviera,
como se refleja en la denuncia presentada y atestiguada por
tres guardias civiles reflejados con sus números de placa en
el atestado.
La historia de los hechos dio comienzo poco antes de la
salida del último ferry de Baleària, para el servicio entre
Algeciras y Ceuta, en el acceso al preembarque de la planta
superior de la Estación Marítima algecireña donde se
entregan las tarjetas de embarque.
Una de las víctimas resultantes del suceso, el abogado
Aureliano Martín, ha relatado a EL PUEBLO los
acontecimientos vividos. Una mujer que viajaba en compañía
de su hija pequeña de dos años y su hermana trataba de
canjear su billete de residente por una tarjeta de embarque,
como ya había hecho con el de ida (Ceuta-Algeciras días
antes) en la misma compañía. Pero en esta ocasión los
controladores sí le dieron extraordinaria importancia a la
fecha de caducidad -hacía 15 días- del DNI que portaba. De
modo que los trabajadores indicaron que el sistema
informático impedía expenderle la tarjeta de embarque y que
era necesario adquirir un billete normal sin descuento.
La mujer afectada, dada la hora cercana a la salida y con
una pequeña de dos años, intentó razonar la dificultad
física de volver a bajar a la ventanilla y regresar al
‘check point’. Es más, la ciudadana no sólo se identificó
con su DNI, sino que mostró su tarjeta de la Seguridad
Social de Ceuta, su carnet de funcionaria del Ministerio de
Justicia para hacer ver que efectivamente residía en la
Ciudad Autónoma y que a su llegada enviaría a la naviera la
documentación municipal de residencia. Ante la persistente
negativa del personal, la mujer alertó a dos agentes de la
Policía Portuaria, momento en que otros dos ciudadanos,
entre ellos el abogado Aureliano Martín, se acercaron a
interesarse por la situación. Martín intercedió con la
empleada de Baleària explicándole, como letrado, que la
caducidad o no del Documento Nacional de Identidad poco
importaba en este caso. “De lo que se trata es de corroborar
que la persona que porta el billete se corresponde con los
datos que figuran en el mismo. Otras muchas veces las
compañías cuando tienen prisa o sin ella no teclean en el
ordenador la fecha de caducidad del DNI ni tan siquiera el
número. A la fuerza es mentira que el sistema les impidiera
entregarle la tarjeta de embarque. La mujer además llevaba
toda clase de documentación en regla, menos el DNI”,
explicó. Lo lógico debiera ser, dijo, que la oficina que
expende el billete, bien la compañía o, incluso la agencia
de viajes, “sean los responsables de comprobar la
documentación, porque a esta mujer sí que le dieron el
billete a su nombre”, argumentó. Es más, tras el suceso, a
la mañana siguiente el grupo de ceutíes embarcó en Acciona y
nadie de esa naviera le requirió nada por la fecha de
caducidad del documento de indentidad, “ni a ninguno de los
que tuvimos que pernoctar en Algeciras”, completó.
Pasaban los minutos en la ventanilla de la zona de
preembarque y la discusión alcanzaba un tono cada vez más
álgido. Situación que provoca que la empleada de Baleària
llame a un responsable de la compañía quien acudió
acompañado de dos agentes de la Guardia Civil.
Oído el relato de los hechos, los propios agentes aprecian
normalidad, naturalidad y exactitud de las pruebas aportadas
por la ciudadana e indican a los empleados de la naviera que
deberían dejar pasar a la mujer. Pero ni por esas. En ese
momento, los demás ceutíes que se encontraban guardando
cola, y en solidaridad con la mujer imbuidos en una
indignación manifiesta por los acontecimientos acompañan a
la ciudadana para embarcar junto a ella acompañados por la
Guardia Civil.
Lo peor estaba por llegar
Ya en la zona de acceso al buque ocurrió lo peor. Subidos en
la pasarela de acceso al barco el capitán (según se
desprende de la denuncia interpuesta por lo manifestado por
los operarios) ordenó su retirada. Un mandato que fue
ejecutado “sin titubear” por los trabajadores de la pasarela
aun cuando en su interior, suspendida varios metros sobre el
suelo “estábamos entre diez y doce personas”, comentaba el
letrado Martín, “estábamos yo mismo, la mujer con su
familia, otros usuarios, los dos guardias civiles y otros
dos policías portuarios”. Un susto monumental. Esta
situación extrema motivó que se presentara denuncia
colectiva ante el destacamento de la Guardia Civil, con los
agentes como testigos y que ésta recaiga en un juzgado de
Algeciras.
|