El País Vasco es una tierra tremendamente verde y sana, pero
humanamente yerma y descastada. El País Vasco se ha
convertido en una tierra inhóspita para el viajero, en una
parte de España que vive bajo la dictadura del PNV y los
sociofascistas batasunos que se crían bajo el auspicio de
las ikastolas. Las elecciones en el País Vasco están
alteradas desde el momento en el que un solo vasco tuvo que
abandonar su región aterrorizado por el mazo dictador. Aquí
en España, los terroristas, nacionalistas y la mayoría de
izquierdistas siguen perdiendo el tiempo en odiar a Franco,
pero dedican muy poca valentía a luchar cuerpo a cuerpo
contra los que llevan desde los años 60 arrancando las
flores de un País que se queda yermo y repleto de hienas:
una ciénaga moral. Decía la admirable socialista Maite
Pagazaurtundua (desgraciadamente una aguja en un pajar) que
Sabino Arana enseñaba a los suyos que a una persona que pide
auxilio en el País Vasco mientras se ahoga solo se le puede
socorrer si lo pide en euskera. Sabino Arana y sus
principios hitlerianos. Emilio Gutiérrez es un mito y un
mártir, otra flor que deja más inútil y descastado al País
Vasco. Espero que hayan visto las imágenes, porque su rostro
debe guardarse en las enciclopedias de la valentía y la
humanidad. La venganza es el peor remedio de la justicia,
pero la mejor válvula para combatir un desastre cada vez más
arraigado en uno de los territorios más bellos de España y
donde actualmente solo viven mudos y humanos sin corazón. Al
lado de la taberna de marras pendían carteles de D3M, ¿qué
no dirían los hippys del siglo XXI y los que levantan el
puño si vieran carteles falangistas? Si algunos se
manifiestan a favor de Palestina, no hay Palestina más
cercana que la del País Vasco. Por esa gente que vive
maltratada y que tuvo que exiliarse de su tierra deberíamos
luchar. Más cojones.
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