Bien está lo que bien acaba. Sin
alharacas y efusivamente agradecidos, los hermanos Ahmed
Larbi estuvieron en su sitio durante la rueda de prensa.
Concisos, apuntaron al meollo del problema: el anómalo
funcionamiento de “Bab Sebta”. Abselám, tímido pero muy
claro, fue terminante: “Entré en la cárcel de Uazzán como
español y salí como español. Por la puerta grande, sin
corrupción. No pagamos nada”. Abdelkader por su parte lanzó
el guante de la convivencia: “Ceuta es la ciudad de las
cuatro culturas, somos todos españoles y hay que luchar por
esta tierra”. No tengo la menor duda, como apuntaba ayer, de
que el “caso Abselám” está marcando un antes y un después:
en Marruecos han tomado buena nota de la movilización de la
ciudadanía ceutí, al margen de etnia y religión, unida por
su común sentido de pertenencia a España; y en nuestro país
el Delegado del Gobierno José Fernández Chacón, al que sin
duda hay que felicitar por su actuación, debería aprovechar
la ocasión para informar, puntual y exhaustivamente, al
Presidente Rodríguez Zapatero de que el vecino Reino de
Marruecos incumple repetidamente el protocolo vigente entre
los dos países, obstaculizando los derechos de los
ciudadanos musulmanes de Ceuta con un trato discriminatorio.
Las cosas claras y el chocolate espeso.
Esta política de Marruecos no es casual, pues aplica de
forma abusiva el dahir (ley) firmado en 1958 por el rey
Mohamed V (el primer soberano tras la Independencia y abuelo
de Mohamed VI), que considera marroquíes a todos los
descendientes de padres marroquíes y, recientemente tras la
promulgación de la nueva “Mudawana” (Código de la Familia),
de forma opcional a los hijos de madre marroquí a petición
de ésta. Y para nuestros vecinos todos los musulmanes de
Ceuta y Melilla, incluso los nacidos en estas ciudades
españolas de segunda generación, son “marroquíes”… Por si
acaso y dando una vuelta más de tuerca, el Reino de
Marruecos se las arregla para presionar a una buena parte de
nuestros conciudadanos más de la cuenta. ¿Cómo…? Entre otras
medidas, exigiendo la adquisición de documentación marroquí
para casarse por el rito musulmán, para la adquisición de
bienes raíces o para múltiples gestiones… Eso tiene un
nombre, extorsión y normalmente es perseguible de oficio.
Las cosas claras y el chocolate espeso.
¿Y el chantaje a los MRE, los emigrantes marroquíes en el
extranjero…?. Muchos de ellos, nacidos y por tanto
nacionales de diferentes países europeos, son literalmente
obligados a sacarse la documentación marroquí, el CIN
(equivalente a nuestro documento de identidad), condición
indispensable para el sellado del visado en su pasaporte
Schengen y poder entrar en el país de sus mayores, donde
naturalmente conservan raíces familiares y relaciones
afectivas. Yo lo he visto, con cierta regularidad si no en
numerosas ocasiones, en las ventanillas de las aduanas. Y la
pánfila Europa mirando para otro lado… ¿Qué está buscando
Marruecos…?: conseguir, subrepticiamente, una “fuerza de
maniobra”, un “ejército de reserva” para utilizar
eventualmente como medida de presión en sus negociaciones
con la Unión Europea o países como Canadá, con una numerosa
población emigrante de origen marroquí…?. Digo. ¿Es éste el
país que ha obtenido un trato de asociación preferencial con
la Unión Europea..?. No es de recibo. Las cosas claras y el
chocolate espeso. Visto.
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