Acaba de llegar la noticia: ha
cesado a voluntad propia como Ministro de Justicia Mariano
Fernández Bermejo, el que fuera Fiscal Jefe de la Sala
Tercera de la Sala de lo Contencioso Administrativo del
Tribunal Supremo, que desde 1986, cuando ejercía de Asesor
del Ministerio de Justicia, ya entabló amistad con la
Vicepresidenta del Gobierno Fernández de la Vega. Amigo
íntimo, también, del ansioso Juez Garzón (dicho sea de paso
aquejado días pasados de una afección de angustia y de
ánimo) y a quien al perecer le han afectado sobremanera las
críticas que ha venido recibiendo, no solo de miembros de la
oposición, sino de destacados componentes de su partido e,
inclusive, del Gobierno. No era de recibo, y así se ha
tenido que admitir, que un Ministro del Gobierno participara
en una montería sin permiso para batir el monte en busca de
reses de caza mayor, posando luego, para mas escarnio,
delante de las presas como así se ha puesto de manifiesto a
través de todos los medios de difusión. Aparte de ello,
Mariano Fernández Bermejo ha venido destacando en la vida
política por su arrogancia y altanería, tanto desde su
puesto de Ministro, amenazando a los jueces con una ley anti-huelga
advirtiéndoles de la gravedad que supondría que los
profesionales hicieran uso de este derecho, como cuando se
enfrentó al Ministro del Partido Popular en la polémica
creada a consecuencia de la implantación del sistema de
juicios rápidos.
¡Ni de colores, coño!, como anunciaba en un mitin político
durante la campaña electoral de las elecciones generales
celebradas recientemente en las que se presentaba para el
Congreso de los Diputados por el Partido Socialista Obrero
Español, pegaba que todo un señor Ministro del Gobierno se
fuera de cacería con un Juez del Tribunal Supremo y un alto
Jefe de la Policía Nacional, en plena campaña electoral para
dos comunidades autonómicas cuando, al mismo tiempo, aparte
de las circunstancias reseñadas, se estaban implicando en
causas judiciales a destacados miembros del Partido Popular
y, por otro lado, se actuaba y se hacía patente y notorio
con arrogancia y altanería una jornada cinegética de altos
vuelos, aunque en este caso sin halcones y otras aves de
rapiña, de las que entiende muy mucho el hoy ya ex -
Ministro y de las que, en excursiones venideras, no tendrá
que dar cuenta a la opinión pública de si han sido llevadas
a cabo con o sin licencia, pagadas con su pecunia particular
(a 6.000 euros el puesto más otros mil euros por animal
capturado y muerto), gratis o invitadas por amigos.
Demasiado, pensamos nosotros, tardó el Presidente del
Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero en dar este cese para
no “tolerar los acontecimientos que todo el mundo conoce
contra los ideales del PSOE” (según manifestación del
dimitido) que, aun cuando por parte del mismo se le haya
tenido esta consideración, no precisamente con jolgorio y
alborozo parece ser que han recibido la “renuncia” las
asociaciones de jueces, ni los funcionarios del ministerio,
ni tampoco, por supuesto, al representante de la oposición
Mariano Rajoy quien ya no podrá hacer “responsable y
avalista al Presidente del Gobierno de las cacerías del
Ministro”. Ahora Fernández Bermejo, al igual que en sus
tiempos jóvenes, tal hiciera cuando formaba parte como
bajista de un grupo de música moderna, podrá dedicarse,
emulando a lo que hace su correligionario de las Islas
Canarias López Aguilar, a amenizar mítines políticos sin que
ello pueda ser motivo, cuando menos, contrario a las normas
morales que exige la conducta humana, sino con toda su
fuerza y “a todo color, coño!.
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