La red Tigris se articuló en cuatro grupos o células
perfectamente definidos, según el escrito de acusación, en
Madrid, Barcelona, Valencia y Ceuta. El objetivo común,
unido a sus vinculaciones con elementos acusados de ser
autores de los atentados del 11-M, era el envío de
‘muyahidines’ desde España a Irak, con el objetivo añadido,
en la célula de Ceuta, del tráfico de drogas y de armas.
Miembros de la Brigada de Información de la Jefatura
Superior de Policía Nacional en Ceuta detuvo a un individuo
en el Príncipe Alfonso como miembro de esta red y al que se
le intervieron armas durante el registro llevado a cabo.
Tarek Hamed Hamú fue detenido durante uno de los registros
que se realizaron en Ceuta, concretamente en la barriada del
Príncipe Alfonso, con motivo de las investigaciones en
curso, tras el 11-M, a la caza de estructuras islamistas
operativas en nuestro país.
Desde hace algo más de cinco años permanece a la espera de
juicio en la cárcel algecireña de Botafuegos. A Tarek Hamed
se le incautó una pistola en su domicilio y pruebas que
supuestamente le relacionaban con las células de Madrid,
Barcelona y Valencia que organizaban el envío de mujaidines
a Irak. Además con vinculaciones directas con los autores de
los atentados del 11-M.
Precisamente el judicio dio inicio ayer. La Fiscalía de la
Audiencia Nacional pedirá penas de entre 7 y 14 años de
prisión para los 14 islamistas que se encuentran procesados
por la llamada ‘Operación Tigris’ de la Policía Nacional
llevada a cabo a lo largo de los años 2002 y 2003. A estos
detenidos se les acusa de cometer delitos de pertenencia o
colaboración con banda armada, falsedad de documento oficial
y contra la salud pública.
Los acusados que finalmente se sentarán en el banquillo en
el juicio que se inició en las nuevas dependencias de la
Audiencia Nacional en la localidad madrileña de San Fernando
de Henares son Samir Tahtah y Khaled Abibi [que acumulan la
petición de penas más alta como presuntos dirigentes de la
célula] Kamal Ahbar, Yagoub Guemereg, Mohamed El Idrissi y
Driss Belhadi (acusados de integración). Como colaboradores
comparecerán Said El Mazmouzzi, Ridouane El Ouarma, Tarek
Hamed Hamu, Bilal El Saiti, Mustafa Mohamed Abdeselam,
Abdelmalik Abselam Amak, Aomar Hamed y Abdelbarie Dahane.
Según el escrito de acusación provisional del Ministerio
Público, la célula se dedicaba a la captación y envío de
muhaidines a Irak. Los integrantes de las “células” se
comunicaban a través de un amplio entramado de correos
electrónicos mediante los que se transmitían instrucciones,
claves o consignas, además de apoyo financiero. También
utilizaban los “e-mail” para coordinarse con sus líderes en
Siria y Marruecos, representados específicamente por Filali
Ouali en el Reino Unido, que fue quien puso en marcha esta
red.
La denominada ‘Red Tigris’ utilizaba un sistema de
“microfinanciación” por medio de delitos comunes, tráfico de
estupefacientes, aportaciones en especie (teléfonos móviles)
o con pequeñas cantidades remitidas directamente a los
miembros de la red “yihadista” que lo precisaban para
obtener los fines propuestos. La célula tenía su centro
neurálgico de actuación en la denominada ‘Fortaleza de los
Guerreros’ situada en la localidad barcelonesa de Santa
Coloma de Gramanet.
“Allí se captaba, adoctrinaba y se preparaba a los
yihadistas para la comisión de acciones terroristas y desde
allí se daba apoyo logístico también a quienes, habiendo
cometido ya acciones terroristas y pretendían continuar con
esta actividad en Irak”, aseguró en su escrito la fiscal
Dolores Delgado.
Conexiones con el 11-M
El Ministerio Público defiende que la red colaboró en la
huída de España de varias personas vinculadas con los
atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid como Mohamed
Afalah, que huyó de la localidad madrileña de Leganés antes
de la inmolación llevada a cabo en la casa de la calle
Carmen Martín Gaite y al que se considera muerto en Irak.
Además [destaca la fiscal] uno de los procesados, el
dirigente Samir Tahtah, remitió dinero a Bélgica para
hacérselo llegar a otro de los huidos del 11-M, Mohamed
Belhadj.
Por su parte El Idrissi compartió vivienda en Madrid con el
condenado por los atentados de Madrid Mohamed Larbi Ben
Sellan.
Ben Sellam le llamó desde Barcelona y le pidió dinero tras
huir de la capital tras la masacre de marzo de 2004. Ambos
intercambiaron correos, se vieron en Barcelona y después se
citaron el barrio madrileño de Villaverde Alto, donde El
Idrissi entregó a Ben Sellam 200 euros para que pudiera
viajar a Iraq, dice la Fiscalía.
La red mantenía también contactos con uno de los suicidas de
Leganés Daoud Ouhnane y con Abdelilah Hriz, que fue
condenado recientemente en Marruecos a la pena de 20 años de
prisión por su participación en los atentados del 11 de
marzo.
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El detenido en Ceuta se enfrenta a una petición de 9 años de
prisión
Uno de los presuntos autores del
11-M y fallecido en un atentado suicida en Irak, Mohamed
Afalah fue detenido tiempo antes en Estambul por portar el
pasaporte de Tarek Hamed Hamu. Contra el detenido por la
policía nacional de Ceuta en el barrio de Príncipe Alfonso
[al que la fiscal le pide 9 años de prisión] también se le
vincula, a través de su ‘amigo’ Rachid Abdeselam, con el
anterior jefe de la red, Filali Oulali quien huyó a Londres
tras los atentados de Madrid con un pasaporte del ‘amigo’ de
Tarek. El detenido en nuestra ciudad se dedicaba al tráfico
de drogas y de armas. Supuestamente, la red daba cobertura
económica a través de pequeñas transferencias de dinero a
otros miembros de Ansar El Islam, la organización terrorista
que opera en Irak y que dirigía el jordano Abu Musab Al
Zarqawi, considerado uno de los líderes de Al Qaeda hasta su
muerte en un ataque aéreo estadounidense.
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