Uno de los fallos de nuestro sistema educativo es el de los
alumnos que no terminan la Secundaria. En pocas palabras, [http://www.psicopedagogia.com/articulos/?articulo=454],
el fracaso escolar. Ya hay expertos educativos y
psicológicos [http://www.psicologoinfantil.com/trasfracasoes.htm]
que lo indican como una consecuencia, un problema generado
por un trastorno del comportamiento. El fracaso escolar está
directamente relacionado con el abandono o la falta de
interés, que suele ser la causa del absentismo más o menos.
Cualquiera que dé clase en primero de secundaria sabe que no
todos los alumnos que comienzan en primero llegarán a 4º
pero la indicación la hacen a menudo los propios alumnos
dejando de acudir a las clases. El absentismo es, en algunas
zonas y en algunos centros, un problema educativo y social,
y mucho me temo que su solución es complicada.
Cualquier docente sabe que existen comisiones [http://www.madrid.org/dat_este/upe/abs.htm]
y programas de absentismo que realizan un seguimiento de las
ausencias de los alumnos. Surgen organismos, protocolos y
largos procesos administrativos que pretenden arreglar un
problema que no se resuelve con papeles ni con ninguna otra
cosa. En muchos casos, el origen del absentismo es cultural,
se debe al poco interés del estudiante. Podríamos buscar
estadísticas para demostrarlo.
Si el único argumento que la sociedad puede plantear a esta
actitud consiste en cartas enviadas por avisos de posibles
multas por parte de la fiscalía de menores, me temo que la
batalla está perdida de antemano.
Hay un choque cultural entre aquellos grupos que no valoran
los estudios ni la educación y la ley estatal la cual obliga
al alumnado del ciclo de secundaria a tener el deber de
terminar hasta los 16 años. Acudir al instituto es, para un
porcentaje pequeño, un castigo, una idea que no encaja en
los planes de los alumnos para su futuro.
¿Resolveremos algo el día que estos alumnos se vean
obligados a estar en las aulas? Tengo mis dudas de que ese
día llegue: por lo que he oído hace falta una sentencia, en
la que la familia sea duramente castigada. Pero si eso
ocurriera surgiría de inmediato otro problema: alumnos que
acuden a las aulas sin libros y problemas de mal
comportamiento o indisciplina (y hablo por experiencia
propia). Obligar a estar en un aula a quien no quiere
permanecer allí no es solucionar el absentismo.
Favorecer que todos los grupos sociales valoren la educación
como una oportunidad y como un ingrediente esencial en el
desarrollo de la vida o del ser humano es la única forma de
hacer desaparecer la idea del absentismo en la mente de
muchos estudiantes. Hacen falta estas transformaciones y no
actividades y trámites administrativos, y también fiscalías
de menores o cartas enviadas a los padres para hacerles
odiar el funcionamiento de nuestro sistema escolar.
Otro problema es que esta propuesta sea fácil de realizar:
quizás salgan voces que critiquen la intolerancia y la falta
de respeto a la diversidad cultural de estas propuestas.
Entre tanto, ahí estará el absentismo, destruyendo futuros
de alumnos y también los cuales podrían ser nuestros futuros
médicos, profesores, arquitectos y demás, los que jamás
podrán decidir por ellos mismos sí o no, porque la cultura,
o la propia familia a la que pertenecen ya ha decidido
previamente que la educación es un estorbo.
Por eso digo que sería necesario poner menos leyes y poner
un poco más de comprensión, porque si los alumnos son los
autores de este problema, habría de preguntarles y saber sus
ideas para mejorar o para aumentar el interés y la voluntad
para terminar algunos estudios y también los padres tendrían
que comprender a nuestro sistema educativo aunque existan
veces en la que sea un fracaso.
La cultura es algo que se necesitan, porque siempre estarán
ahí para cualquier cosa.
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