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OPINIÓN - SÁBADO, 21 DE FEBRERO DE 2009

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Esta noche, en el Siete Colinas, se celebra el concurso de comparsas, chirigotas y cuartetos de nuestros carnavales. Como cada año, desde que dije adiós o mejor dicho me eliminaron de presentador de los mismos, el mas inútil de los consejeros de Festejos que ha pasado por esta tierra, me sentaré en mi sofá y me dedicaré a escuchar a todos y cada uno de los participantes aunque, al día siguiente, me cueste un enorme esfuerzo abrir los ojos al mundo mundial.

Siempre tengo un deseo cuando se inicia el concurso, que todos los que escuchen sepan y entiendan que esto es, simple y llanamente, carnaval donde las letrillas irónicas y con sorna, criticas por supuesto, son la salsa de los carnavales. Sin esas letrillas y sin esas criticas, que pueden sentar mejor o peor, según se tomen las mismas, los carnavales no tienen razón de existir.

En los carnavales se han criticado al Rey, al Papa, a la Semana Santa y a todo lo que las comparsas, chirigotas y cuartetos han tenido a bien criticar, sin que nadie se haya molestado lo más mínimo por esas criticas lanzadas por los carnavaleros.

Por eso siempre he tenido ese deseo de que tengamos la fiesta en paz y nadie, absolutamente nadie, se moleste o se dé por ofendido por las criticas que puedan recibir de las letrillas cantadas en el concurso de carnaval, porque son letrillas de humor que no tratan de ofender a nada ni a nadie y de las que nadie se acuerda en cuanto pasan quince días que se acabó el carnaval.

Además hay un remedio infalible, para todos aquellos que puedan o crean sentirse ofendidos por alguna de las letrillas, con no ir a presenciar el concurso asunto solucionado.

Todos tenemos que entender, de una vez por todas, que la gracia o la salsa del carnaval está en lo que digan esas letrillas capaces de criticar con fino humor, todo lo que haya que criticar. Lo que no se puede hacer, es creerse más papista que el Papa, reírse cuando se critique al Rey, al Papa o la Semana Santa, y lanzarnos contra los carnavaleros cuando esas críticas se realicen contra algo nuestro. No es de recibo.

Como decía un amigo mío, miembro de “Los de Sevilla “ al que le toca, le toca. Y eso es lo que hay. Y el que se moleste “ajo y agua”. Los carnavales, son los carnavales.

No se si se me ha entendido con claridad, lo que he querido decir en éste escrito, pero la cosa está más clara que el agua de la playa en tiempo hace poniente, ese tiempo en que los volaores están más secos que el bolsillo de un parado.

No es justo ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el suyo reírnos de las críticas realizadas hacia otros cargos, personajes e incluso creencias, pero cuidadito con tocar a los míos, que eso no se debe permitir. Una cosa es que se metan con otros, pero no conmigo.

Las letrillas, criticas por supuesto, deben ser hechas con toda la ironía del mundo, pero sin olvidar el buen gusto y la elegancia al decir las cosas utilizando el doble sentido de las mismas. Insistimos, para que no haya duda alguna, los carnavales, son sólo eso, carnavales, Y al que no le guste que no vaya.
 

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